Rector de la UAdeO instituido en el caos
En secreto, sin prensa y con fotomontajes
Cuando el viernes el grupo que tiene el control de la Universidad Autónoma de Occidente decidió ejecutar contra viento y marea la designación de Pedro Flores Leal como Rector, predominó más la prisa por consumar la imposición y sus ingredientes de opacidad y tribalismo, que la pertinencia de enviar señales de democratización y transparencia. Y quizás esto ya no tenga remedio, pero sí le tatúa a la institución educativa la marca ignominiosa del autoritarismo cuando le apremia la participación de las bases estudiantil y docente como único cimiento posible de modelos de enseñanza determinados por la propia comunidad lince.
Rumbo a los 45 años de existencia como Universidad, este centro de estudios transitó en condiciones de aceptable estabilidad con el modelo de dirección que lo ponía todo en unas cuantas personas integrantes de la Junta de Gobierno y el Rector en turno. Llamada a transformar sus formas de conducción desde que en 2018 se le concedió la autonomía, ha decidido no sólo estancarse en la autocracia sino también consolidarla. ¿A quién se le ocurrió traducir la emancipación del campus en mayor desenfreno de los intereses arraigados?
Es que la UAdeO reclamaba la intervención de su colectividad en la definición de destino y lo que recibió fue el refrendo de atribuciones por parte de una camarilla que en conjunto se denunció incapaz de entender el nuevo tiempo de la casa de estudios. Aún sin nueva Ley Orgánica ni la protesta de los inconformes o la maniobra de Sylvia Paz Díaz Camacho para decidir al sucesor, hubiera podido dar signos de avance programático.
Pero no. El 5 de enero ocurrió el capítulo que le da un viraje hacia la deshonra a aquello urgido de transitar al enaltecimiento. Aparte de que no sucedió el golpe de timón por la dignidad se optó por el escondite, la secrecía y la simulación en la entronización de Pedro Flores que acepta la batuta y prescinde de la legitimidad. No hay justificantes que expliquen lo perpetrado; hay huellas de oprobio que delatan el festín del continuismo.
Los rastros son tan terribles que hacen inviable que las instancias de gobierno universitario sostengan las evasivas a sus responsabilidades. Todo pudo ser distinto con resultados mejores si predominara la conciencia social por encima de las resistencias de unos cuantos al cambio, esas posturas anquilosadas en las instituciones de educación superior que comienzan a ser derrumbadas desde las bases estudiantiles, los poderes Ejecutivo y Legislativo y la sociedad que deplora la educación sometida a las ambiciones o designios de uno solo o de grupos.
Los hechos de cambiar de última hora la sede de la toma de protesta del nuevo Rector aduciendo el riesgo de enfrentamientos, cancelar la transmisión en vivo del evento por las redes sociales, evitar la presencia de periodistas como si se tratase de una reunión de facinerosos, y aparte incurrir en el engaño de fotomontajes para fingir que se cumplió con el ritual de la asunción, no corresponden ni por asomo al comportamiento de un centro de enseñanza que tiene a cargo la formación de miles de jóvenes con cánones de rectitud y valores.
En la realidad el traslado de mandos en la Autónoma de Occidente no sucedió para la opinión pública debido a que nadie pudo ser testigo de ello. Aconteció para la Junta de Gobierno, la Rectora saliente y el Rector entrante, pero nunca para la elemental rendición de honores a los símbolos patrios porque ni siquiera la intérprete del himno nacional o los miembros de la Banda de Guerra de los que da cuenta el video editado estuvieron físicamente allí. Y el imaginario común podrá reconstruir dicho acto a su manera o darlo por inexistente.
Dígase lo que se diga, los responsables de poner a la Universidad en esta tesitura afrentosa estaban obligados a descifrar y aprovechar la oportunidad para encarrilarla en la corriente de democratización y participación con fines de desarrollo académico consensuado. Hacerlo no por Sylvia Paz Díaz ni por Pedro Flores; implementarlo por la UAdeO que son los estudiantes y trabajadores. Por Sinaloa que necesita a profesionistas forjados en conocimientos socialmente determinados e impartidos en libertad.
Desafortunadamente el episodio presente de la UAdeO es la secuencia de momentos desafortunados. En el nombre de la convocatoria se aducen pretextos de legalidad que redundan en arbitrariedades, mientras el cónclave de notables que determinó la vía vergonzosa busca escudarse también en exabruptos que antes eran “normales” y que hoy significan abominación. Vaya manera de pervertir el lema institucional de “Por la cultura a la libertad”.
¿En esto no hay vuelta atrás? De ser irreversible vendrá pronto el impacto negativo en materia de mejoría a la educación de calidad, ampliar las oportunidades de los sinaloenses al acceso a la enseñanza pública con garantía de libre cátedra. Y la autonomía dada hace seis años a la UAdeO quedará como mero dato de almanaque, sin traducirla a todo lo que significa.
Lo que a escondidas fraguaron,
En la Autónoma de Occidente,
¿Será porque se avergonzaron,
De la imposición tan evidente?
En el otro desgarriate, el del Movimiento Regeneración Nacional en Sinaloa, se está requiriendo la operación inaplazable del Gobernador Rubén Rocha Moya para apaciguar los ánimos atrofiados por la extraña lista de candidaturas a alcaldes y diputados federales y locales que se dio a conocer como propuesta estatal del partido a los liderazgos nacionales morenistas. Cuidado porque la Oposición ya anda hablándoles bonito a los oídos de quienes se habían salido de otras siglas políticas para adherirse al proyecto de ponerle un segundo piso a la Cuarta Transformación.