Reconexión interior

Rodolfo Díaz Fonseca
06 diciembre 2024

La desconexión tecnológica, de la que hablamos en una columna anterior, constituye un elemento vital en el proceso de lograr la reconexión interior, ya que posibilita la concentración y el reencuentro consigo mismo.

En efecto, aunque no seamos conscientes de ello, nuestra insistencia y recurrencia a buscar información en los móviles y dispositivos habla de nuestra orfandad o vacío interior, pues necesitamos llenar el hueco afectivo y emocional que albergamos para sentirnos importantes, requeridos, acogidos y estimados.

El escritor y sacerdote español Pablo d’ Ors ha insistido repetidamente en la necesidad de apagar los teléfonos celulares para avanzar en el camino de la serenidad y espiritualidad.

Cierto, no podemos desconectarnos del todo, porque las exigencias laborales, de estudio, de información o necesidades familiares requieren de nuestra conexión tecnológica; sin embargo, es momento oportuno para discernir si acudimos a los dispositivos solamente cuando es necesario, o somos nosotros quienes les hemos concedido ese trato sustancial de constante urgencia y conexión.

Conviene reconocer que el sometimiento a la tiranía de los avances tecnológicos nos torna más impacientes, agobiados y desesperados. Por otra parte, la prisa, el vértigo y el ruido son elementos que distraen constantemente nuestra atención y nos hacen perder el camino que conduce a la reserva de nuestra intimidad.

Esta tiranía de la tecnología trae consigo profundos cambios en la percepción personal, en las relaciones con los demás y en la manera en que nos relacionamos con la naturaleza. Un riesgo, de entrada, consiste en el cambio acelerado de las necesidades humanas, además de confundir el ser con el tener.

Federico Reyes Heroles alertó, también, sobre el uso del celular: “El celular puede ser una gran herramienta, pero debe estar bajo nuestro control. Las herramientas deben ser gobernadas por el ser humano, no al revés”.

¿Me reconecto interiormente?

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