Reciclaje emocional

Rodolfo Díaz Fonseca
06 junio 2016

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El día de la elección ya pasó. Es de desear que la jornada haya resultado lo más tranquila posible, sin graves incidentes, confrontaciones y anomalías. Ojalá, también, el resultado sea claro y contundente, para que no resulte necesario acudir a la instancia de los tribunales a fin de resolver las inconformidades e irregularidades.

Hoy es momento de unión y reconciliación para trabajar firmes y decididos. Las crisis económicas que se vaticinan se resolverán más fácilmente si unimos fuerzas y enfocamos las baterías a los mismos objetivos.

Sobre todo, es momento de reciclar las emociones negativas que acumulamos durante el tiempo de campañas políticas. Ese periodo ya terminó, hay que dar vuelta a la página y limpiar todo lo que haya sido contaminado.

David J. Pollay, en su libro Reciclaje emocional, invitó a no permitir que personas insatisfechas y antipáticas derramen sobre nosotros la basura emocional que vienen arrastrando, y a evitar, al mismo tiempo, que nosotros volquemos sobre los demás las cargas emocionales negativas que peligrosamente acumulamos.

Señaló que cuando viajaba en un taxi de Nueva York casi los choca otro carro que salió intempestivamente de un estacionamiento. El conductor del carro, en vez de disculparse, insultó al taxista. Sin embargo, éste permaneció en calma, saludó con cortesía al airado conductor y le deseó buena suerte.

Intrigado, Pollay preguntó al taxista cómo pudo permanecer calmado. Le respondió que muchas personas son como camiones de basura que acumulan rabia y frustración, en espera de vaciarlas sobre otra persona en cualquier ocasión.

“He escrito este libro para conectar con todos, quiero que llegue a personas de todos los países, ciudades y pueblos del planeta. Quiero que ‘Reciclaje emocional’ nos ayude a transformar el mundo en un lugar más solidario, más respetuoso y más humano”, expresó.

¿Me reciclo emocionalmente?

rfonseca@noroeste.com

@rodolfodiazf