Recapitular la vida

Rodolfo Díaz Fonseca
29 noviembre 2019

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@rodolfodiazf

 

La vida se compone de pequeños trazos y retazos. Es como un libro que contiene innumerables páginas en donde se narran diversas historias, unas agradables y otras no tanto, unas importantes y otras menos trascendentes pero igualmente significativas en el contexto global.

En toda vida hay capítulos especiales que explican el contenido de la obra, mientras que otros sirven solamente de apoyo o reforzamiento de la temática central.

En determinado momento podrá pensarse que algunos episodios van en contra del sentido principal de la obra; sin embargo, después se constatará que todo tiene su razón de ser y que también los acontecimientos apreciados como dislates abonan al resultado final.

En efecto, las situaciones, reveses, fracasos y frustraciones consideradas como negativas forman parte fundamental, aunque en un principio se les vea como renglones torcidos en la obra del creador. “Todo redunda en bien para aquellos que aman a Dios”, dice Pablo en la Carta a los Romanos (8, 28).

Lo importante es que siempre nos manifestemos como los autores o escritores del libro, y no como víctimas de fatales y crueles circunstancias. Toda incidencia debe convertirse en feliz coincidencia.

A la elaboración de los capítulos más importantes debemos conceder especial relevancia, puesto que son los centrales. De hecho, capítulo procede del vocablo latino “caput” que significa cabeza. De ahí que la ciudad más importante en un estado o país reciba también la atribución de capital.

Es común también escuchar que a una reunión eclesiástica, de cabildo o estado se le designe como capitular, porque los acuerdos tomados normarán las prácticas correspondientes. Por eso es conveniente, asimismo, capitalizar todo hecho en beneficio nuestro.

Empero, no debemos desanimarnos si algunos capítulos de nuestra vida no han sido afortunados, siempre será momento de corregir y recapitular.

¿Recapitulo mi vida?