Quirino Ordaz en la víspera del trueno. Ocupa PRI Sinaloa un pacto de unidad

Alejandro Sicairos
25 septiembre 2020

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alexsicairos@hotmail.com

 

A pesar de que ya le queda menos de una semana a septiembre, Quirino Ordaz Coppel no suelta prenda de quién sería el candidato que el Partido Revolucionario Institucional presentará en la votación para elegir al próximo Gobernador, el 6 de junio de 2021. Aunque todas las calmas son buenas, la serenidad que se trae el actual Mandatario estatal en lo referente a decidir qué priista buscará relevarlo en el cargo, es como el sosiego que precede a todas las tormentas.
Los viejos campesinos, los de yunta y arado, contaban el tiempo que había entre relámpago y relámpago para calcular en qué momento les llegaría el aguacero a sus milpas. De utilizar el mismo método empírico, con los truenos que se oyen en el PRI y las centellas que se lanzan los priistas unos a otros, el Gobernador debe saber que la tempestad está a la vuelta de la esquina y debe acelerar la faena futurista para que el agua caiga sobre la semilla y no en tierra yerma.
Los más seguro es que a estas alturas tenga al menos una terna de la cual tomará la decisión final y que la haya definido con tres elementos de criba: la posibilidad de garantizar la cohesión en el priismo sinaloense y descartar la desbandada que en 2010 ocasionó perder la Gubernatura; que el perfil sea capaz de atraer a otros partidos en alianza, y que la hoja de servicios políticos esté exenta de negativos que espanten los votos.
¿Quién de los hombres de todas las confianzas del Gobernador cubren tales requisitos? ¿Jesús Valdés Palazuelos, Juan Alfonso Mejía López, Carlos Gandarilla García, Sergio Jacobo Gutiérrez o Ricardo Madrid Pérez? ¿Podría jugársela con Sergio Torres si éste garantiza la victoria electoral? ¿Está pensando en un abanderado colocado en niveles de poder más altos, como es el caso del Senador Mario Zamora Gastélum?
Qué dieran los pretensos por saber qué está pensando Quirino Ordaz en lo referente a la sucesión. Cada uno sigue en la campaña particular e, insistimos, son varios PRI’s recorriendo el estado al mismo tiempo sin que ninguno tenga la certeza de que será el ungido. El Gobernador confía, y así lo dice a quien en privado se lo pregunta, que el partido tricolor ganará la elección y es ahí dónde surge la interrogante de ¿cómo?, en letras enormes y remarcada en rojo.
Hay un aspecto en el que quizá el Gobernador ya no pueda estirar la liga futurista. Es en el pacto entre los candidateables priistas para que se comprometan a sumarse a quien resulte nominado, haciendo de lado rabietas y resentimientos. Tendría que ser un compromiso de honor, palabra empeñada, que le ponga fin al deterioro que ocasionan los ataques entre priistas que sin saber todavía quién recibirá la “bendición” política ya se molonquean entre sí.
De la filosofía rural podría tomarse el consejo que dice que si se quiere un surco bien trazado, los bueyes (o las mulas, según sea) deben jalar parejo. Los animales que son entrenados para la labranza comparten el esfuerzo y no andan jaloneándose uno al otro. Por ejemplo, qué gana el PRI con la actitud picueca que se trae Sergio Torres contra Jesús Valdés, o cuál es la utilidad proselitista que obtiene el Secretario de Pesca estatal.
En este caso, el Gobernador debe sentarlos a dialogar a todos y dar el manotazo sobre la mesa que se necesita para tranquilizar a los acelerados. Por más que Quirino Ordaz confié en el desenlace favorable del proceso electoral, con un PRI fragmentado en tantos residuos como pretensos hay, la transición se le saldrá de control y tal pulverización de aspirantes y militancia beneficiará al Movimiento Regeneración Nacional, que se frota las manos por capitalizar la crisis tricolor y obtener la titularidad del Ejecutivo Estatal en Sinaloa con una campaña tan plácida como cualquier día de campo.
Pronto entraremos a octubre y los ánimos al interior del PRI se calentarán más de lo debido. La intervención para pacificar a los grupos priistas que se creen con derecho a la candidatura a Gobernador no puede esperar a los tiempos formales del proceso electoral porque si se actúa hasta diciembre, después de que se publique la convocatoria, serán más las víboras toreadas que la capacidad que se tenga para matarlas.
Y en el otro frente electoral Andrés Manuel López Obrador sí tiene a su cargo el botón para activar o desactivar a sus alfiles que aspiran a gobernar Sinaloa. Si bien es cierto que tampoco en Morena alguien tiene asegurada la postulación, es igualmente irrefutable que ahí cuajará mejor el pacto para que quienes no sean favorecidos se sumen al ungido por el “dedo presidencial”.
Es decir, la disciplina partidista será fundamental para armar triunfos electorales. En caso de resultar verosímil la conjetura del empate técnico entre precandidatos del PRI y de Morena, entonces la balanza se inclinará hacia el candidato y partido que ofrezcan mayor lealtad intramuros. Fidelidad al proyecto y a quien lo encabece.

 

Reverso

En la caballeriza del tricolor,
Existe una crisis de ansiedad,
Ya que el “dedo”’ del Gobernador.
Será el regalo de la Navidad.

 

¿Culiacán es Jauja?

El Alcalde Jesús Estrada Ferreiro intenta el segundo zarpazo para eliminar en Culiacán los incentivos fiscales, conocidos como Ceprofies, que en el argot empresarial es la carnada en el anzuelo para atraer la inversión privada. Es que como el Municipio es un paraíso en seguridad pública, certidumbre política y estímulos al capital, todos los inversores se pelean por establecerse en los hoy dominios del Edil morenista. Tantos quieren establecerse aquí que se necesita crear “espantamoscas” legales para que no se aglomere la Iniciativa Privada que trae empleos, desarrollo económico y estabilidad social. Ahuyéntelos, Alcalde, al cabo que aquí estamos en Jauja.