¿Quiénes son los anti-vacuna y por qué son un riesgo para la plebada?
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alberto.kousuke@uas.edu.mx
En algún momento del futuro no tan lejano, nuestras plegarias habrán sido escuchadas. ¡Gracias a la ciencia! La vacuna contra el SARS-CoV-2 estará disponible próximamente para protegernos de este infame coronavirus. Todos esperamos con ansias recibir esta vacuna para poder volver de manera segura a la escuela, el trabajo, los restaurantes, y a la vida. Todos, excepto los anti-vacuna.
Un anti-vacuna (anti-vaxxer, en inglés. Es una moda gringa) es una persona que se opone a las vacunas. Usualmente es un padre/madre que no desea que su chilpayate reciba una vacuna.
Algunas de estas personas probablemente piensan que son expertos sobre sus hijos y que son los más calificados para decidir sobre lo que su hijo necesita (más calificados que un experto en el área biomédica o que las instituciones públicas de salud).
¿Cuáles son los argumentos de los anti-vacuna?
“La inmunidad natural es mejor”.
Esto es cierto, con ciertos patógenos. La inmunidad adquirida de manera natural (exposición al patógeno) dura mucho más que la inmunidad adquirida a través de una vacuna. Sin embargo, el riesgo asociado a una infección natural por un patógeno como el SARS-CoV-2 es incomparablemente mayor que los riesgos asociados con cualquier vacuna.
“Las vacunas contienen sustancias tóxicas”.
En un día normal, una persona respira, come, o bebe 30-50 miligramos de aluminio, veinte veces más que la dosis permitida en una vacuna. Las sales de aluminio funcionan como adyuvante para potenciar la respuesta del sistema inmune, de esta manera se requiere menos cantidad de patógeno para que la vacuna sea efectiva.
El formaldehído es un compuesto orgánico que se utiliza para destruir gérmenes y conservar muestras de laboratorio y tejidos. Este es utilizado en la manufactura de las vacunas (y muchos otros productos de uso común) y está presente de forma residual en el producto final. Nuestro cuerpo contiene mayores cantidades de formaldehído circulando en la sangre a cualquier hora del día, muchísimo más que la cantidad presente en las vacunas. De hecho, hay más formaldehído en una manzana que en una vacuna.
El timesoral es un preservativo que inhibe el crecimiento de bacterias y hongos. Este es metabolizado en el cuerpo a etil-mercurio y es eliminado rápidamente. Al echarte una lata de atún ingieres más mercurio (69 microgramos) que cuando recibes una vacuna (25 microgramos).
La nueva batalla en el campo de guerra de Covid-19 ya no será contra el coronavirus, sino contra los anti-vacuna.
La decisión de no vacunarse o no vacunar a los hijos es inequívocamente egoísta dado que no toma en cuenta lo que es mejor para la comunidad y pone en riesgo significativo a otras personas que pudieran ser más vulnerables a un caso severo de Covid-19. Estas personas ponen en riesgo a su familia y a toda la comunidad.
Si la vacuna contra el coronavirus es 75 por ciento efectiva (lo cual sería excelente, considerando que la vacuna de la influenza es 50 por ciento efectiva), aproximadamente dos tercios de la población necesitaría estar vacunada para lograr la inmunidad de rebaño.
La inmunidad de rebaño, también conocida como inmunidad colectiva o de grupo, ocurre cuando un número suficiente de individuos están protegidos frente a una determinada infección y actúan como un cortafuegos o barrera impidiendo que el patógeno alcance a los que no están protegidos.
Gracias a los anti-vacuna, enfermedades previamente erradicadas como el sarampión, rubeola, polio, y tosferina han resurgido y ocasionado brotes severos alrededor del mundo. Si queremos acabar pronto con la pandemia de coronavirus, todos debemos vacunarnos o esto durará más años.
Empero, aunque resulte fácil mofarse de los anti-vacuna, muchos de nosotros somos iguales que ellos. La mayoría de nosotros hacemos caso omiso de las recomendaciones sanitarias que nos ayudan a salvaguardar nuestra vida (bajar de peso, alimentarse sanamente, usar cubre-bocas, mantener sana distancia, etc.) y las repercusiones derivadas de nuestros actos afectan a toda la sociedad (epidemia de obesidad, diabetes, hipertensión, Covid-19, etc.).
Los padres/madres tienen todo el derecho de cuestionar y ponderar los riesgos y beneficios de cualquier procedimiento que se realice a sus hijos. La comunidad científica tiene la obligación de escuchar y proporcionar información clara y transparente. Nosotros, la sociedad, tenemos la responsabilidad de rechazar cualquier tipo de fanatismo que niegue y se oponga a la evidencia científica.