¿Qué tanto se ha debilitado Morena?
La poca asistencia a las urnas el pasado 10 de abril ha sido interpretada por numerosos comentaristas como un serio descontón a la aceptación ciudadana del Presidente López Obrador y Morena.
De igual manera se sostiene que el rechazo en el Congreso de la Unión a la iniciativa presentada por la 4T para aprobar una nueva Reforma Eléctrica es un serio descalabro político para López Obrador y su partido.
Las dos cosas son ciertas, pero lo que no parece convincente es que tales derrotas se traduzcan automáticamente en derrotas para Morena en las seis elecciones estatales que se celebrarán este año. Y es muy pronto para pronosticar que Morena llegará debilitado a los comicios presidenciales de 2024.
Metodológicamente, por muchas razones, es erróneo comparar el número de votos obtenidos por AMLO en la consulta de Revocación de Mandato con los obtenidos en la elección de 2018. Y también es una manipulación de Morena sostener que, debido a que de los sufragantes del 10 de abril el 95 por ciento votó porque AMLO continuara en la Presidencia, quiera decir que a mitad del camino aumentó la aceptación a López Obrador y Morena y que ese proceso fue un éxito democrático.
No hay comparación alguna en el interés de los ciudadanos por una elección presidencial, como la de 2018, y la primera consulta para la Revocación de Mandato tres años y nueve meses después. En la primera, la expectación de los ciudadanos y el fragor de las campañas fueron de alta intensidad; en la segunda, el interés fue poco porque, por un lado, los opositores no hicieron campaña debido a que no había la menor posibilidad de que AMLO perdiera la consulta y no quisieron arriesgarse a una inevitable derrota política y, por otro lado, los simpatizantes de López Obrador no veían que el Presidente corriera algún riesgo de salir de Palacio Nacional. Lo paradójico es que AMLO intentó a toda costa crear enemigos, como Loret de Mola, Claudio X. González, Enrique Krauze o Felipe Calderón, para que sus seguidores vieran una amenaza, salieran a votar masivamente para respaldarlo y con ello la consulta fuera un éxito, pero no fue así. Un alto porcentaje de simpatizantes de AMLO simplemente no encontraron la razón para participar el 10 de abril. No vieron una fuerza opositora que pusiera en jaque al Peje y a los programas asistencialistas.
Además de lo anterior, la Revocación de Mandato es un mecanismo político novedoso que para algunos no terminó de ser entendido por gran parte de la población.
Si los partidos opositores hubiesen hecho campaña y llamado a votar para sacar al macuspeño de Palacio Nacional, se hubiese generado mucho mayor interés y participación, lo cual deseaba fervientemente el líder de la 4T, pero la oposición, incluyendo a los periodistas e intelectuales que la apoyaban, no querían. De haberlo hecho le habrían hecho el caldo gordo a los morenistas.
AMLO y el conjunto de Morena han querido presentar la participación en la consulta como un gran triunfo de la democracia y de López Obrador. Es bienvenido, sin duda, que el mecanismo de Revocación de Mandato se haya instalado en la Constitución Mexicana y en los procesos políticos del País, lo cual beneficia a la democracia; pero de eso a que la votación demuestre un abrumador apoyo al Presidente hay mucha distancia. De ninguna manera el 92 por ciento de los mexicanos -porcentaje aproximado que recibió AMLO en la consulta- lo apoya, aunque sí, según las encuestas de popularidad, es una mayoría que ronda el 60 por ciento.
En realidad, el 10 de abril no demuestra ni una inevitable caída de AMLO ni tampoco su fortalecimiento. Sí, quizá, haya sido una muestra de pérdida de terreno para la 4T, pero no la suficiente como que los opositores canten victoria, sobre todo después de la derrota de Morena al no lograr que se aprobara la Reforma Eléctrica amloista.
La mejor muestra de que AMLO y Morena siguen convenciendo a la mayoría de los ciudadanos, lo que no deja de ser sorprendente, es que en los comicios para elegir este año, en cuatro de seis elecciones para elegir gobernadores, va claramente adelante en las encuestas de Oaxaca, Hidalgo, Tamaulipas y Quintana Roo, y no muy lejos de sus opositores en Durango y Aguascalientes.
Lo que vemos, entonces, es que sin negar la pérdida de terreno electoral de Morena - la muestra más clara fue en las elecciones del año pasado en la Ciudad de México y en otras zonas metropolitanas- los votantes siguen apoyándolos en la mayoría de los comicios cuando hay un interés real en participar.
Morena en 2021 perdió un número significativo de curules en el Congreso de la Unión- lo cual le ha costado no aprobar la Reforma Eléctrica- e importantes alcaldías, pero la muy probable victoria este año en cuatro estados, le conferirá mayor poder político territorial. El hecho de que en la consulta para Revocación de Mandato AMLO haya obtenido más votos en los estados que gobierna Morena muestra la importancia de la intervención electoral de los gobernadores.
Morena podría concluir 2022 con 20 de 32 gobernadores que hay en el País, y sumar por lo menos el estratégico Estado de México en 2023 sin descartar que también se lleve Coahuila, el otro estado en disputa ese año.
Con tal poder político territorial, aun con los recientes reveses de Morena en la consulta y en la votación de la Reforma Eléctrica, va a ser difícil que sucumba la 4T en 2024. No obstante, todo puede suceder.