Que la nación se lo demande

Roberto Heycher Cardiel
24 agosto 2024

La transición democrática mexicana ha sido un proceso no lineal y, como lo ha escrito el profesor Lorenzo Córdova, no ha tenido un momento fundacional único. En mi opinión, este proceso ha sido delineado por capítulos sucesivos, quizá sin un origen sistémico, pero eslabonados en clave pluralista. Mencionaré cuatro hitos que forman parte del fuselaje construido para la maquinaria político-electoral.

1. El primero ocurrió en 1997, cuando, mediante el voto ciudadano, la división de poderes se hizo real al perder el partido en el gobierno la mayoría en la Cámara de Diputados. Ese postulado que vivía en la Constitución desde 1824, donde el poder tiene la capacidad de detener al poder para evitar su abuso, fue finalmente materializado, ya que el PRI, aún hegemónico, dejó de tener el control absoluto en la Cámara baja.

2. Otro hito fue la reforma electoral de 1996, la única dentro de este periplo transicional que tuvo una concepción sistémica. Esta reforma confirió al IFE autonomía constitucional, dotándolo de independencia respecto a las fuerzas políticas. Ya no sería el gobierno en turno y sus intereses el faro guía de la toma de decisiones institucionales en materia electoral. Además, se creó el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, estableciendo así el control jurisdiccional de la legalidad de los actos en la materia.

3. El tercer hito fue la integración paritaria del Congreso de la Unión, producto de decisiones valientes tanto de autoridades electorales administrativas como jurisdiccionales, y de las mujeres que decidieron apropiarse del espacio público en beneficio de la democracia contemporánea.

4. Finalmente, un nuevo hito en esta dirección es, sin duda, el arribo de la primera mujer a la Presidencia de la República en 2024.

La transición democrática mexicana inició en la década de los 60 del siglo pasado, no sólo en términos de reformas en la integración del Poder Legislativo, sino también por las movilizaciones y expresiones ciudadanas de hartazgo hacia el monocromo del poder público y sus políticas alejadas del interés colectivo y plural de los ciudadanos. Al respecto, el maestro José Woldenberg, en La transición democrática en México, analiza los principales efectos de la aplicación de las reformas de 1977 en las elecciones de 1979. Explica cómo, desde el propio Gobierno, se concebía esta reforma como una válvula de escape para la expresión de las minorías.

Desde su inicio, las reformas de la transición, salvo excepciones, han ido en la dirección de fortalecer dos aspectos: por un lado, ampliar los derechos político-electorales, y por otro, fortalecer el pluralismo político mediante mecanismos que mejoren la equidad de la contienda y la calidad de la representación política. Las reformas electorales en ese periodo fueron impulsadas por la entonces Oposición; algunos de sus integrantes, hoy convertidos en Gobierno, fueron actores clave en la transición.

Por ello, el fundamento filosófico de la transición democrática mexicana es el reconocimiento del pluralismo político y social de México. El efecto palpable de las primeras décadas de la transición fue precisamente la colonización de los espacios de representación política y de los gobiernos por los partidos políticos, en plural.

De cara a las decisiones que en materia de sobre y subrrepresentación política toman tanto el Consejo General del INE como la Sala Superior del Tribunal Electoral, vale la pena mencionar que sus integrantes, todos y todas, atestiguaron parte de este proceso de evolución democrática y cultural llamada transición democrática. Por ello, es de esperarse que este debate se eleve al plano valorativo y trascienda la corta visión de sólo reiterar criterios administrativos en la asignación de diputaciones.

Probablemente habrá quienes en la mesa del Consejo sostengan que el acuerdo CG645/2023, aprobado por mayoría el 7 de diciembre de 2023, estableció el mecanismo de asignación de curules y escaños de Representación Proporcional y obliga a apegarse estrictamente a lo señalado en él. Sin embargo, del contenido de ese acuerdo se desprende que se regularon aspectos relacionados con afiliación efectiva y paridad de género; no se pronunció respecto a los límites a la sobrerrepresentación cuando estos sean superados por partidos políticos en coalición, por lo tanto, corresponde a supuestos no contemplados por ese acuerdo.

Promover una adecuada representación política es el primer paso para consolidar el valor del voto ciudadano y la vigencia del Estado de derecho. Muchos argumentos se han puesto sobre la mesa, desde razones históricas hasta desarrollos de operaciones aritméticas que buscan esclarecer lo que la Constitución persigue cuando instituye límites a la sobrerrepresentación. Atacar el pluralismo es promover la desigualdad política.

Un nuevo capítulo de la transición democrática se escribirá muy pronto, y tanto en la herradura de la democracia, como se le conoce a la mesa del Consejo General del INE, como en la Sala Superior del Tribunal Electoral, fungen mexicanas y mexicanos de gran compromiso con la democracia y con la República. Todas y todos protestaron guardar la Constitución Política; al hacerlo conforme a su teleología, cumplirán su promesa, y la nación y la historia se lo reconocerán, y si no...

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El autor es especialista en materia político-electoral, comunicación política e innovación

@RobertHeycherMx

Animal Político / @Pajaropolitico