¿Qué hacer con las emisiones de GEI?
Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) son la causa principal del efecto invernadero que el planeta está experimentando y que fomenta el cambio climático. Diversos estudios internacionales dan cuenta de ello, y señalan al uso incesante de combustibles fósiles, la deforestación y el sector agropecuario como responsables del contexto actual. Estos son temas torales de la acción climática que se realiza - o busca realizar - para ralentizar los efectos negativos del incremento en la temperatura en el mundo.
En este contexto, investigaciones y estudios proponen la transición a fuentes de energía renovables, la reducción de la dependencia de hidrocarburos, la descarbonización de la economía, la reforestación y protección de bosques, la agricultura inteligente, y la reducción de consumo cárnico, entre otras acciones. No obstante, aún hay reticencia a aceptar la necesidad de cambios, lo cual impacta en la velocidad con la cual deben implementarse.
Mientras esto sucede, siguen emitiéndose grandes cantidades de GEI que continúan acumulándose en la atmósfera. Las proyecciones de los gobiernos nacionales apuntan a lograr picos de emisiones en determinados momentos del siglo, de acuerdo a las contribuciones nacionales propuestas en foros internacionales. Sin embargo, la constancia en el empleo del modelo energético fósil actual infiere que esos picos de emisiones se lograrán - de ser el caso - en mayores lapsos de tiempo.
Ante esto, surgen propuestas alternativas, como la reducción del dióxido de carbono. La actividad clave es la aforestación, que implica plantar nuevos árboles donde previamente no existían; pero, se han contemplado otras acciones que pueden considerarse como propias de la geoingeniería, y que refieren a la fertilización de los océanos con hierro o el desarrollo de tecnología para remover o capturar este GEI de la atmósfera. Estas propuestas son controversiales y aun están en proceso de estudio y posible desarrollo.
Existe otro modo de abordar la geoingeniería, y refiere a la gestión de la radiación solar mediante el uso de aerosoles estratosféricos y el aumento del albedo, que es el porcentaje de radiación que se refleja desde la superficie terrestre.
Es así que existen varias opciones para corregir el rumbo, algunas buscan ser preventivas para efectos que ya están visibilizándose, otras parecen temas de ciencia ficción que obligan a tener reservas sobre su viabilidad e implicaciones de largo plazo.
La relevancia de cada estrategia para fomentar cada una de estas acciones dependerá del grado de deterioro que el planeta tenga en el mediano plazo, del tipo de acciones que la comunidad internacional realice en el plazo inmediato, y del contexto político que se presente a futuro. Ante esto, es crucial preguntarse qué es lo que se tiene que hacer con las emisiones de GEI, y cómo se deben establecer e implementar estrategias conjuntas para trabajos colaborativos encaminados a reducir el impacto del cambio climático.