Puntos ciegos del ‘acuerdo’ UAS-Gobierno
Democratización: ¿cuándo, cómo y quién?

Alejandro Sicairos
03 diciembre 2024

Debido a la ausencia de información sobre el acuerdo que existe entre el Gobierno y la Universidad Autónoma de Sinaloa para la relajación de la relación entre ambas instituciones, proceden a instalarse conjeturas y temores que echan a perder el anuncio que hizo Jesús Madueña Molina el 27 de noviembre, una vez que los procesos judiciales en su contra viraron al perdón y retomó la conducción de la casa de estudios, noticia sin mayor soporte que la promesa de iniciar la democratización de la UAS. Es que tal proposición, dicha así nomás por alguien en cuya palabra no se puede confiar, significa prácticamente nada.

Urge que al extraño pronunciamiento que publicó la UAS el miércoles de la semana pasada se le agreguen elementos de sustento que le digan a la comunidad rosalina, por respeto a ésta y los liderazgos que empujan y corren todos los riegos en la lucha por liberar a la institución educativa del cuenato de casi dos décadas, cómo sucederá la transición de Universidad-partido a Universidad de los universitarios. De eso depende ir clarificando desde ya si se trata del rescate auténtico del alma máter o de la simulación donde todo siga igual.

La congoja que cobra mayor fuerza en el campus tiene que ver con la posibilidad de que Jesús Madueña pretenda reelegirse en el cargo al terminar su período en junio de 2025, lapso en el cual sumió a la IES en el descrédito por malos manejos de los recursos de la institución, promovió el dominio del Partido Sinaloense en los recintos universitarios y libró la guerra contra el gobierno de Rubén Rocha Moya con todos los recursos ofensivos posibles, inclusive utilizando la radio y la informática uaseña como arsenales para defender al hoy reinstalado Rector y los cabecillas de cuenismo-pasismo.

También se instala en la conversación pública la duda de si el PAS dejará de operar el control de la UAS o simplemente cambiará de estrategia al gatopardismo, fingiendo sacar las manos cuando en la realidad siga metiendo todo el cuerpo en la conducción del alma máter. ¿Qué garantías habrá de que el pasismo deje de operar para mantener el dominio del Consejo Universitario y la direcciones y consejos técnicos en las facultades, y así asegurarse de retener la Rectoría?

Lo mismo intriga la eventualidad de que la Fiscalía General del Estado y el Poder Judicial les concedan tantas atenuantes a los directivos de la UAS iniciados por posibles delitos de corrupción, que a final de cuentas los vinculados a procesos salgan limpios y que la justicia y ministerios públicos resulten desgastados, con pérdida de confianza aparte de perder en todas las carpetas de investigación y juicios.

Y qué con los profesores e investigadores que durante años fueron discriminados en el otorgamiento de ascensos en el escalafón, becas, jubilaciones y en todo el esquema de beneficios y prestaciones, por oponerse a convertirse en servidumbre del PAS, mientras que los leales a Héctor Melesio Cuén, el ex Rector y fundador del partido, se servían con la cuchara más grande los recursos presupuestales y las canonjías.

Entre las cuestiones a dilucidar está lo concerniente a la Ley de Educación Superior de Sinaloa y reforma a la Ley Orgánica de la UAS que el establishment universitario combatió hasta la saciedad al sentir que dichas normatividades le menguaban al botín que usufructuaron por casi 20 años. ¿Vendrá la disciplina súbita que los hará ver y aceptar que el trabajo legislativo del Congreso del Estado es lo mejor que le puede suceder a la Universidad?

Entre más interrogantes se agregan se ve más difícil que los perniciosos secuestradores de la UAS accedan a liberarla. Por ejemplo, el hecho de que Madueña y cofrades le agradezcan la concreción del “acuerdo” a la Presidenta Claudia Sheinbaum significa dos posibles riesgos. Uno que la Mandataria federal sea señalada de brindar impunidad a quienes cometieron delitos contra el patrimonio universitarios y, dos, que los reinstalados en el peculio de la Universidad se sientan con derecho a línea abierta en Palacio Nacional y quieran mostrar al Gobernador Rocha como factor nulo de este pacto y brincarlo como autoridad estatal.

Y finalmente asoma el otro pacto, éste entre la Fiscalía General de la República, los pasistas enquistados en la UAS, y la familia de la víctima, para que nadie sepa en qué condiciones y por cuáles verdaderos motivos fue asesinado Héctor Melesio Cuén Ojeda en la misma finca en que se reunieron el 25 de julio Ismael Zambada García y Joaquín Guzmán López, encuentro que operó el traslado forzado de “El Mayo” a Estados Unidos y detonó la narcoguerra que diezma a Sinaloa.

Son tantos los silencios que se tornan ambrosía para la rumorología. Lapsus mutis que constituyen presagios que sólo pueden ser apagados con la contundencia de la verdad. Sigamos esperando a que alguien se sincere.

Los intersticios de oscuridad,

Que requieren de iluminación,

Ensombrecen dicha operación,

De liberar la Universidad.

Llama la atención que algunos actores y organizaciones que desgañitaban por los malos manejos de la finanzas de la UAS, por más de 700 millones de pesos administrados en total opacidad, ahora se presenten como mansos corderitos que proponen pasar por alto los delitos de posible corrupción en aras de la reconciliación entre saqueadores y encargados de hacer valer la Ley. Es absurdo, desde la posición en que se esté, flexibilizar el axioma que establece que la Ley es la Ley y que los infractores deben ser ajustados al marco jurídico. Eso a lo que el Gobernador Rubén Rocha Moya le llamó ayer salidas alternas o suspensión provisional del proceso penal debe contener, sobre todo, la necesaria reparación del daño.