¿Puede la ciencia ser un camino hacia la paz y el bienestar de la humanidad?
Por: Mariana Reyna
La ciencia es un motor de cambio que, cuando se emplea con propósito, puede mejorar la vida de las personas y fomentar un uso más equitativo de los recursos naturales.
Para muchas científicas y científicos, el objetivo final de nuestras investigaciones no es solo comprender el mundo que nos rodea, sino contribuir activamente a un bienestar tangible para la humanidad.
Este bienestar incluye el desarrollo de sociedades justas, la protección del medio ambiente y el avance de tecnologías más limpias. Al convertir los datos y resultados científicos en políticas públicas y prácticas, la ciencia puede reducir desigualdades y construir un mundo más pacífico.
Cada 10 de noviembre, el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo nos invita a reflexionar sobre la importancia de la ciencia como vehículo para el bienestar social y el equilibrio ambiental. Este día, instituido en el año 2002, es un recordatorio del compromiso asumido en la Conferencia Mundial sobre la Ciencia celebrada en Budapest en 1999, cuando la UNESCO, junto al Consejo Internacional para la Ciencia (CIC), impulsó esta celebración con el fin de promover el acceso equitativo al conocimiento científico y su aplicación para la paz, la justicia y la sustentabilidad global.
Desde nuestra perspectiva en Oceana, organización dedicada a la protección de los océanos, nos planteamos preguntas que buscan impactar positivamente en las comunidades costeras y en las generaciones futuras. Nuestro objetivo es que el conocimiento científico sobre los ecosistemas marinos y las prácticas pesqueras permita tomar decisiones informadas para el bien común. Por ejemplo, nos preguntamos si los resultados de evaluar el estado de manejo de una pesquería pueden brindar las bases para que la actividad pesquera se realice de manera sustentable y justa. Esta visión implica que la pesca beneficie a las comunidades pesqueras actuales y que, al mismo tiempo, permita recuperar poblaciones de peces para el beneficio de las y los pescadoras futuros.
En muchos casos, los recursos marinos han sido sobreexplotados, lo que ha llevado a la disminución de las poblaciones de peces y, con ello, a conflictos sociales entre pescadores que dependen de recursos en declive. Compartir un recurso en colapso entre muchas personas puede generar tensiones y disputas. Sin embargo, al aplicar datos científicos para desarrollar planes de recuperación de pesquerías, podemos brindar un marco que permita restaurar las poblaciones de peces, creando así un ambiente de abundancia en el que los conflictos por el acceso a los recursos disminuyan. Un mar lleno de posibilidades y recursos se traduce en un ecosistema saludable que proporciona alimento, ingresos y estabilidad a las comunidades que dependen de él.
Este Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo es una oportunidad para reconocer el papel de la ciencia en la construcción de un futuro donde todos tengan acceso a los beneficios de un planeta sustentable y pacífico. Además, es una ocasión para recordar la importancia de la ciencia abierta y accesible, que permita a todos los sectores de la sociedad participar y beneficiarse de los avances científicos. Es en esta apertura donde encontramos un puente para colaborar, generar conocimientos aplicables y enfrentar juntos los desafíos globales.
Las científicas y científicos, especialmente aquellos que trabajamos en campos como la conservación marina, debemos ser conscientes de que nuestras investigaciones no son solo datos: son herramientas para cambiar realidades. En Oceana, nuestra misión se centra en que cada investigación y análisis que llevamos a cabo tenga el potencial de impactar positivamente en el entorno marino y en las comunidades que dependen de él. Desde la pesca sustentable hasta la protección de hábitats críticos, el conocimiento generado tiene como fin último crear un equilibrio donde los ecosistemas marinos puedan prosperar y las comunidades encuentren un sustento duradero en ellos.
La ciencia es, entonces, mucho más que un conjunto de teorías; es un compromiso con la humanidad y el planeta. En esta fecha, recordemos que el conocimiento científico debe estar al servicio de la paz y el desarrollo, y que cada pequeño avance científico puede ser un paso hacia un mundo más justo y pacífico.
Al celebrar el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, reafirmamos nuestro compromiso de hacer que la ciencia sea un pilar para el progreso social y la conservación ambiental, un aliado en la búsqueda de un mundo donde todos tengan la oportunidad de prosperar en armonía con los recursos naturales.
* Mariana Reyna es Coordinadora de Ciencia de Oceana en México (@OceanaMexico).
1 Naciones Unidas. (s.f). Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, 10 de noviembre. De: https://www.un.org/es/observances/world-science-day
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