Protesta a todo lujo

Ernesto Hernández Norzagaray
07 junio 2020

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¡AMLO ya vete!, ¡AMLO dimite!, fue la constante de las consignas que estaban registradas en los autos de alta gama que se movilizaron el domingo pasado en las ciudades más pobladas del país y en particular en Culiacán, Mazatlán y Los Mochis.

Fue una acción concertada en el marco de las libertades que tenemos y ejerciendo el derecho de convocar a quien simpatizara con ese llamado. No hubo hasta donde se sabe ninguna contención policial y las caravanas transcurrieron sin mayor contratiempo y eso permite hacer un balance positivo para los organizadores y, también, para el respeto del gobierno.

El clima de las libertades que vivimos lo permite y no podemos dejar de reconocerlo aun cuando la demanda central de las rayadas iba en contra de un derecho representado legítimo, como es el poder ser votado, el constitucional. Recordemos que AMLO obtuvo el 53 por ciento de la votación emitida lo que significó más de 30 millones de votos lejos, muy lejos, del resto de los candidatos presidenciales.

Y, hoy tiene más apoyo, pues según estudios demoscópicos, rondaría en promedio por del 60 por ciento. Y, solo una franja de los votantes estaría inconforme con el desempeño del nuevo gobierno.

Entonces, si las oposiciones tienen un espacio de la representación en el Congreso de la Unión, en los gobiernos de los estados y municipales, es ahí donde principalmente debería manifestarse como lo está haciendo el sindicato de los gobernadores opositores que se han pronunciado razonablemente en contra del gobierno central y exigen un nuevo pacto fiscal donde se disminuya el peso del centro sobre los estados.

Una discusión que resulta apremiante en un contexto creciente de demandas por la crisis sanitaria, sin embargo, esto reclama reformas constitucionales para una reasignación de los recursos federales.

Y ello, exige consensuar o tener mayoría en el Congreso de la Unión y en dos terceras partes de los legislativos locales, con lo que no cuenta la oposición.

Quizá, eso explica, que el sector más duro de esta oposición se pronuncie por salir a la calle en sus autos de alta gama en contra del Presidente. Pensando, ilusoriamente, que con tal ostentación de riqueza podrán convencer a las decenas de millones de parias de que este gobierno no les sirve. Que no le sirve a nadie más que al grupo en el poder. No creo que hayan podido dejar instalada esta idea por la ostentación de lujo y que fue objeto de burlas en las redes. No obstante, hay que reconocerle capacidad de movilización y la puesta en marcha de un plan destinado a minar las bases de sustentación de un poder legítimo.

Y no parece que vayan a parar las movilizaciones de aquí a las elecciones intermedias de 2021, por el contrario, es previsible, un aumento en todos los frentes para persistir en la idea de que el gobierno de AMLO “no le sirve a nadie y tiene que irse”. Y es que, en 2021, estará en juego la Cámara de Diputados y las elecciones generales en la mayoría de los estados.

Será su prueba de fuego y una nueva derrota para el PRI y el PAN, y sus aliados, significaría prácticamente inhabilitarlos para que puedan ganar la consulta de revocación de mandato prevista en 2022 y de ahí a las elecciones presidenciales y legislativas de 2024.

Así, que los organizadores de la caravana en autos de alta gama tienen una tarea cuesta arriba y han empezado mal, primero por la singular movilización en un país en que la gran mayoría no tiene un auto y menos uno de alta gama; y, segundo, el eslogan es técnicamente golpista, en una democracia no se puede exigir la renuncia de un poder electo si no es bajo los procedimientos establecidos en la Constitución.
El drama de la crisis sanitaria ofrece elementos para sustentar ese pedido, sin embargo, habrá que señalar que seguimos por debajo de la media internacional.

Nada comparado con Brasil o los Estados Unidos de Norteamérica. ¿Qué puede empeorar?, sin duda alguna, está semana en un solo día se registraron más de mil fallecimientos, aunque, se aclaró oficialmente, que eran acumulados de varios días.

Y es que no se necesita ser agorero para intuir que habrá quienes quieran sacar beneficios de los problemas añadidos al colapso sanitario. Y es que, no pinta bien la cosa, cuando habrá una caída al menos de –8 por ciento del PIB que va a llevar a la pérdida de millones de empleos formales e informales con la probable quiebra de decenas de miles de PYMES.

Sin embargo, los opositores están en desventaja, sea por la percepción que se tiene de ellos o peor porque está viendo al PRI y el PAN en plan desestabilizador, y, sobre todo, porque no tienen una propuesta consistente que permita prever que con ellos se evitaría que empeoren las cosas o también que no se ve una actitud de colaboración en medio de la crisis sanitaria.

Y eso, hoy, muchos mexicanos lo están viendo y seguramente serán votos en contra. Así, tenemos un escenario poco favorable para esta oposición, salvo que enmienden la ruta hacia una mayor colaboración en la solución, no con el gobierno, sino con México.

Sorprendentemente, este auxilio, lo estamos viendo por las razones que sean entre las grandes corporaciones que, en lugar de replegarse en posturas más defensivas, litigantes, han decidido poner el hombro pagando deudas multimillonarias al fisco que darán un fuerte respiro en medio de la contracción del PIB a niveles negativos
¿Qué habría pasado si estuviera un gobierno del PAN o el PRI? No lo sé, pero lo sospecho, probablemente hubiera sido la continuación de las negociaciones secretas que evitaban que esas cifras multimillonarias llegaran a las finanzas públicas y una parte de ellas se fuera a las cuentas privadas de políticos y funcionarios públicos.
O sea, esta oposición, tendrá que renovar estilos de hacer política de penetración social y renovar el discurso, reconociendo los logros del gobierno, alejarse de la crispación, para avanzar en el terreno de que le vaya bien a México independientemente quien esté en los tres niveles de gobierno.

Al tiempo.