Prohibido prohibir: el poder de ser escuchados y de ser protagonistas en la vida pública

Elio Villaseñor Gómez
17 octubre 2024

La Presidenta Claudia Sheinbaum destaca en su decálogo de gobierno la consigna “Prohibido Prohibir“, una frase originada por Alain Geismar, líder del sindicato de profesores en Francia, que se convirtió en el lema del movimiento estudiantil de 1968. Este eslogan trascendió fronteras y fue adoptado por diversos movimientos estudiantiles alrededor del mundo, incluyendo nuestra propia generación de los años 60.

Nuestra generación vivió una época de confrontación con estructuras sociales rígidas que limitaban la libertad de expresión frente a las autoridades. En ese entonces, solo se nos permitía escuchar y obedecer, quedando excluidos de cualquier toma de decisiones. Éramos más objetos que actores en la vida pública. Canciones como Let It Be, de Paul McCartney, encapsulaban el anhelo por liberarse de las normas impuestas que reprimían el pensamiento y la acción.

Nos rebelamos porque queríamos ser escuchados, porque necesitábamos abrir espacios de diálogo, tanto en el hogar como en las escuelas y ante las autoridades. No aceptamos las estructuras autoritarias que exigían obediencia ciega; deseábamos hablar, cuestionar y ser parte activa del cambio. Queríamos dejar de ser súbditos y convertirnos en ciudadanos con voz y voto.

La consigna “Prohibido Prohibir” va más allá de un llamado a la libertad: es una invitación a ejercer el poder de manera colectiva, donde todas las voces son escuchadas y las soluciones se construyen de manera conjunta. No se trata de actuar por actuar, sino de lo que nuestra generación anhelaba en los años 60: espacios donde nuestras demandas y propuestas fueran verdaderamente consideradas.

Hoy, en este momento de cambio gubernamental, “Prohibido Prohibir” implica la apertura de auténticos canales de diálogo, donde juntos podamos definir, implementar y evaluar políticas públicas. Significa pensar y sentir colectivamente los destinos de nuestro país. Es usar el poder no para imponer, sino para escuchar y construir, juntos, un México más justo, participativo y democrático.

“Prohibido Prohibir” es un llamado a la colaboración y al respeto mutuo, donde cada uno de nosotros asume el rol de actor activo en la sociedad, trabajando por el bien común.

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