Prófugos de los ideales van a PAS y Morena. ¿Y la lealtad que juraron Corrales y Valdez?

Alejandro Sicairos
18 marzo 2022

Hasta cierto punto es normal que panistas y priistas emigren a las filas del Partido Sinaloense porque sus expectativas de desarrollo político se acercan a la zona cero en las decadentes plataformas que abandonan, pero ¿por qué algunos pasistas se están yendo al Movimiento Regeneración Nacional si fue el PAS el que los impulsó a altos cargos del servicio público? Aunque sigilosos por lo anticipado que son los desprendimientos, se trata de los primeros éxodos que anuncian el tamaño de las desbandadas que vienen.

A dos años o menos de que se desborden las apetencias electorales de 2024 que le darán vuelcos súbitos a cuanta predicción sea posible, los desertores de uno y otro partido hacen alarde del olfato político que a simple vista parece agudo, aunque a la larga les puede resultar que los tufos del poder no siempre conducen a buen festín. En asuntos de futurismo lo que ahora huele bien, mal mañana puede provocar náuseas.

Llamó la atención que las alcaldesas de Cosalá y Rosario, Carla Úrsula Corrales y Claudia Valdez Aguilar, anunciaran el 14 de marzo de manera simultánea el deslinde del Partido Sinaloense, que las proyectó a esos cargos de gobierno. Los elementos a la vista, o si no la malicia pública, dan para resolver que existió la acción de alto nivel orquestada para quitarle al PAS las cabezas de dos de sus bastiones políticos más por impacto mediático que numérico. Y para de una vez tasar lo que se llevaron, las mismas mujeres cooptadas están señalando a sus cooptadores.

Pero días antes, el 5 de marzo, unos 100 militantes del Partido Acción Nacional de Mazatlán y figuras emblemáticas del albiazul como Diana Rice Rodríguez, Óscar Tirado y Lolis Rubio, decidieron adherirse al PAS en un sencillo cotejo de fuerzas que los llevó a la organización que les garantiza mayor éxito en lo que respecta a participación política. Una semana después panistas y priistas de Ahome, alrededor de 3 mil según la información divulgada, determinaron emigrar al Partido Sinaloense.

Más que actos de transfuguismo ideológico, evidentemente inducido en los casos de Cosalá y Rosario, se trata de episodios de oportunismo político, excepto la brusca transfiguración doctrinaria de Carla Corrales que configura la traición a las siglas que la sacaron de la insignificancia y la convirtieron en Alcaldesa durante dos trienios. Ella construyó en Cosalá un imperio económico y político al ras de la sospecha que intrigó a los mismos pasistas que planteaban un procedimiento de expulsión del partido. Pero la Alcaldesa se adelantó y halló refugio en Morena.

Aquí obliga insertar la pregunta de qué gana la Cuarta Transformación llevándose consigo a Carla Corrales y el baúl de dudas que la acompaña, o igual la interrogación de a qué costo la cosalteca decidió vender lo que no es de ella sino del PAS ya que tiene fama de cotizarse muy cara en las lides de saltar de un partido a otro. ¿Morena está lista para enfrentar las consecuencias futuras de tan cacareada adquisición?

Lo de Claudia Valdez se trató de un ejercicio morenista de seducción que no tenía posibilidad de fallo en aquel municipio donde Graciela Domínguez Nava crece en influencia con un proyecto personal pensado para 2024 bajo la cobertura de Morena. Claro que se nota también aquí el gen de la traición por más oculto que esté detrás de las mediciones de rentabilidad política que realiza todo aquel que decide de un día a otro probarse en el trapecio de las ambiciones. Y también hay un juramento de lealtad al PAS que fue incumplido.

En los dos casos, los de Cosalá y Rosario, tiene algo de operatividad Luis Guillermo Benítez Torres que conserva, y defiende con dientes y garras, el título de traicionero mayor. “El Químico” ha reanudado el activismo electoral (la larga campaña de seis años) que le reditué la candidatura de Morena al Senado y desde el escaño perseverar en ser el próximo Gobernador de Sinaloa. Y ya se sabe que en concretar sus obsesiones es capaz de transar con quien sea, dar puñaladas en la espalda al que se le atraviese y lograr los fines sin importar los medios.

Entonces los movimientos interpartidistas, todos, están apuntando las codicias hacia Palacio Nacional porque falta poco para que se vaya Andrés Manuel López Obrador y se conozca a la mujer u hombre que querrá relevarlo, a las presidencias municipales y diputaciones locales de Sinaloa y curules en el Congreso de la Unión sin que los incorregibles “chapulines” estén ofreciendo una pizca de compromiso con los partidos que los pepenan, mucho menos con la sociedad.

Por eso lo que presenciamos es la inmutable naturaleza de los saltimbanquis: no ofrecen convicciones ni lealtades; lo que garantizan es la certeza de que siempre andarán de aquí para allá, y antes de irse asestarán un golpe demoledor a los ideales y aliados. Si los partidos que están en la puja por las militancias golondrinas creen que están cosechando incondicionales, antes de que cante el gallo entenderán que a lo que asisten es a la zafra de avaricias políticas.

Aquí seguro te preguntarás,

Por qué si antes en alianza fue,

Ahora el balazo en el pie,

de Morena al quitarle al PAS.

Hoy será la encerrona de pronóstico reservado, en privado, de los integrantes de la 64 Legislatura con la titular de la Auditoría Superior del Estado, Emma Guadalupe Félix Rivera, al efectuarse el tercer período extraordinario de sesiones del receso parlamentario que está por concluir. A pesar de que en el anterior citatorio la Auditora no acudió, esta vez parece llevar blindajes políticos para salir mejor librada de los duros cuestionamientos que le esperan. ¿Sin la prensa presente la rudeza no se siente?