Presidenciable
Para ser hay que parecer y la doctora Claudia Sheinbaum parece cada vez más como una candidata presidencial seria y convincente.
La morenista, sin ser una oradora electrizante, plena de metáforas y rica retórica, es una expositora muy ordenada, serena y articulada. Se nota cada vez más segura y dominante de su discurso. La Sheinbaum, sin embargo, es mucho mejor expositora de ideas complejas, en la que utiliza variados conceptos e incluso un lenguaje especializado, y frente a sectores sociales muy específicos -como empresarios, estudiantes o académicos- que en la plaza abierta donde se busca agitar a un público variado y masivo. No obstante, en Sinaloa se observó confiada y relajada, especialmente en Mazatlán, ante decenas de miles de seguidores. Se ve que le sienta bien el puerto. Quizá, porque dice ella, aquí tiene su corazón. Su marido Jesús Tarriba Unger es patasalada.
Es probable que, después del primer debate, en el que casi todas las encuestadoras e incluso analistas y periodistas no simpatizantes de ella, como Sergio Sarmiento, Jesús Silva-Herzog, Leo Zuckerman, López Dóriga, Ciro Gómez Leyva, etc., vieron como ganadora a Claudia y/o perdedora a Xóchitl, haya aumentado aún más su confianza y eso se refleje en sus presentaciones públicas.
Xóchitl, en contraste, pierde piso cuando hay que debatir conceptualmente y con información que no domina. Esto lo vimos primeramente en la contienda interna con Beatriz Paredes o cuando tiene que dialogar con públicos exigentes, como los estudiantes universitarios de la Ibero o de la UdG; pero, sobre todo, cuando participó en el primer debate presidencial, donde cometió muchos errores. Ella es mucho mejor improvisando en mítines, o incluso leyendo, pero sólo cuando expone ideas muy sencillas o suelta bromas y chascarrillos. La candidata del triángulo rojo-azul-amarillo no ha demostrado tener ni un discurso ni una personalidad presidenciable.
Por otra parte, a pesar de que Xóchitl es más fluida y creativa en la improvisación del discurso, suele caer frecuentemente en errores, y muy graves, tal y como declarar que las personas que a los 60 años no tienen un patrimonio “son muy güeyes”. Por más que quiso corregir diciendo que ella sólo se refería a Claudia, no pudo revertir la frase que se viralizó en las redes.
Según varias de las más recientes encuestas posteriores al primer debate, aumentó ligeramente la ventaja de la Sheinbaum o no se movió la diferencia de preferencias entre las dos candidatas mujeres. Eso, a estas alturas, es información fatal para la señora Gálvez.
La esperanza de que no sea así, es que, dice Xóchitl, el 62 por ciento o más de los ciudadanos salgan a votar. Si eso sucede, dice ella en una entrevista reciente en El Universal, gana. Su explicación reside en que hay millones de mexicanos que en las encuestas no revelan su decisión real -que es votar por ella-, porque tienen miedo, sostiene la hidalguense.
Además, dice, no cree en las encuestas. Estas han demostrado, y da varios ejemplos, en los que se han equivocado.
La candidata del PRIANRD está en su papel. Tiene que buscar los ejemplos e interpretaciones que la ayuden a recuperar confianza y, sobre todo, a convencer a los indecisos o a revertir a los contrarios, para tener ánimos de seguir en la brega.
Ya veremos cómo le responden y cómo se comporta en su próxima visita a Sinaloa.
Pasando al plano municipal de las campañas, y más particularmente al mazatleco, contrastando los estilos y personalidades de Estrella Palacios, la candidata de Morena, y la de Guillermo Romero, el candidato del PRIANRDPAS, el discurso del hotelero es obviamente muy crítico de las gestiones morenistas de “El Químico” Benítez -por cierto, muy amigo suyo- y del interino Édgar González. Romero es ágil para relacionarse con la audiencia y se ve confiado en lo que hace, pero su imagen contrasta radicalmente con la de Estrella Palacios y no por la edad, sino porque no es atractiva, a diferencia de la que irradia la candidata de Morena, quien es carismática y goza de frescura y simpatía.
Evidentemente, Romero está haciendo una campaña con mucho dinero y Estrella tiene el respaldo del aparato oficial. Ninguna concentración de miles de personas se logra sin los factores mencionados. El candidato del PRIANRD tuvo el respaldo de los empleados de la UAS llevados forzosamente por el PAS, pero también de miles de colonos pobres seducidos por los regalitos que les ofrecen los operadores de Romero. Por su parte, Morena siempre lleva a beneficiarios de los programas sociales, su principal bastión electoral.
Las dos fórmulas parecen muy confiadas en ganar. Romero y sus seguidores dijeron, en donde los quisieran oír, que si Estrella Palacios, o cualquier mujer, era la candidata de Morena, ellos ganarían porque Mazatlán “no está preparado” para elegir a una mujer como Presidenta y porque la ex Secretaria de Turismo carece de experiencia política, lo cual es cierto, pero se les olvidó decir que sí tiene experiencia en la administración pública y Romero no.
Por su cuenta, en Morena están muy confiados en su sello y piensan que eso les garantiza el triunfo. Estrella Palacios es una joven mujer inteligente, y debe convencer a sus dirigentes partidarios que eso no basta. Que ella, por méritos propios, un trabajo intenso y una sólida narrativa, sabrá convencer a los electores mazatlecos que voten por su candidatura.
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