Premisa
Este país es admirado en el mundo. La idiosincrasia de su gente -su hospitalidad, su alegría- es reconocida en los confines del mundo. Cuando se viaja al extranjero, se siente el afecto que se tiene hacia los mexicanos, a su pasado cultural, a su gastronomía, a su arte que son reconocidos de manera diáfana por todos los pueblos del planeta.
La historia de este país ha trascendido a los pueblos del mundo. Sus luchas libradas por la libertad y la justicia son conocidas allende nuestras fronteras. El pueblo mexicano nunca ha arreado banderas por lograr el establecimiento de la democracia en el territorio nacional. Este ha sido un objetivo primigenio en cuanta epopeya ha librado este noble pueblo: ampliar sus libertades políticas y alcanzar la justicia social han sido los ejes de sus luchas históricas.
Los ciudadanos, en la actualidad, se muestran contentos porque están viendo una actitud sincera por parte del Presidente Andrés Manuel López Obrador, por fincar la verdadera democracia en el país, empujando con firmeza la activa participación ciudadana. Por lo mismo, los ciudadanos apoyan resueltamente al Primer Mandatario de la Nación y su proyecto de transformación en favor del pueblo. Los logros están a la vista de quien quiera apreciarlos con objetividad: megaobras, como el Tren Maya, el aeropuerto Felipe Ángeles, la refinería Dos Bocas, carreteras y presas que muestran acciones de un buen gobierno, las cuales contrastan con los elefantes blancos y la galopante corrupción que fue lo único que nos legó el largo periodo de gobiernos neoliberales. Las cosas, en la conducción del país, han dado afortunadamente un giro de 180 grados en favor de pueblo.
La población ve con beneplácito esas magnas obras que, a lo largo del presente sexenio, ha construido el gobierno de la Cuarta Transformación, realizadas en todo lo ancho del país, sin que se haya relegado a ningún estado de la Unión. Se han atendido las necesidades regionales más urgentes y se insta a los gobernantes y ciudadanos a pensar en grande para proyectar a sus estados como centros de desarrollo, en sentido estratégico. Los resultados están a la vista y el pueblo valora los esfuerzos del Presidente en bien de la sociedad, sin ninguna duda.
Gracias a esas obras y a los programas sociales se empiezan a sentir las mejoras económicas, y eso cada vez va a ir en aumento, acorde al desarrollo de este gran país. Esto se ve, se palpa, no es cuestión de buenas intenciones ni de palabras. Los hechos cada vez son más tangibles en rubros sensibles para los ciudadanos, y eso los entusiasma para seguir confiando en la transformación en marcha, con la certeza que pronto se superará el subdesarrollo en el país. Este país tiene todo para insertarse entre los países más desarrollados de la tierra; con una conducción patriótica, como la actual, esa meta de la Cuarta Transformación seguramente en algunos años será alcanzada.
México trabaja incansablemente por emancipar a su pueblo, por dotarlo de una economía digna, que en poco tiempo supere las carencias que en la actualidad se mantienen. Se están aplicando medidas para reducir la aún amplia franja de pobreza y alcanzar metas superiores de bienestar para el pueblo. Hay indicadores que dejan ver un futuro halagador, de bienestar para los trabajadores. Se perciben magníficas expectativas, con bases firmes, para lograrlo más temprano que tarde. El optimismo de los ciudadanos que apoyan y se benefician de los programas de bienestar son indicadores positivos.
La euforia que se palpa en la ciudadanía no es espontánea, obedece a una realidad que los ciudadanos constatan, producto de las estrategias económicas de la Cuarta Transformación. Frente a los conservadores, agoreros del desastre, que quisieran que al país le fuera mal para sacar raja política, el pueblo confía a plenitud en la estrategia que diseñó el gobierno cuatrotransformacionista para sacar al país del subdesarrollo y llevarlo a un nivel superior, como se ha señalado, insertándose en corto tiempo dentro de los países con economías prósperas.
Seguros los ciudadanos en su futuro marchan al lado del actual gobierno, y no se detendrán porque tienen la certeza de que se logrará consolidar la democracia y el bienestar para todos, pero privilegiando a los desposeídos.