Post-crisis: dura más de lo que crees
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China cerró Wuhan el 23 de enero y a los dos días cerró toda la provincia de Hubei. Se declaró cuarentena nacional estricta el 3 de febrero y duró 24 días en total, aunque Wuhan siguió aún hasta el 8 de abril. Yo obtuve mi primer “Código Verde” de movilidad el 28 de febrero, que me permitía moverme libremente y regresar por fin a la ciudad donde vivo y trabajo, Hangzhou. La cuarentena estricta para casi todo China, duró alrededor de 4 semanas, aunque el regreso de la gente a sus lugares de trabajo fue, y para algunos fue de hasta 8 semanas. Lo que más se ha alargado ha sido la vuelta a la normalidad de las universidades: mientras que las primarias fueron las primeras en reabrir en abril, seguidas de secundarias y prepas, las universidades siguieron por más tiempo con clases virtuales. Aún al regresar a las clases presenciales, los alumnos han seguido semi-confinados en sus campus y hoy, casi 7 meses después de haber controlado la primera crisis, normalmente salen unas 3 horas al día solamente, por ser población de alto riesgo de contagio: alta movilidad y el hecho de que casi todas las universidades tienen más de 50 por ciento de alumnos foráneos.
Para el grueso de la población, sin embargo, la vida diaria es casi normal; aunque sigue habiendo muchas instancias en donde se nota que no se baja la guardia. La principal es definitivamente en aeropuertos internacionales. Llegar de fuera al aeropuerto de Shanghai es una experiencia que puede ser intimidante, pero que nos muestra el porqué los contagios locales han desaparecido y las cifras diarias son sólo casos importados: desde que se baja del avión hasta que se llega al “hotel de cuarentena”, los viajeros no interactúan con absolutamente nadie que no esté vestido con el “traje de astronauta” completo. Durante los 14 días de cuarentena, no hay servicio de arreglar las camas y sólo se reciben las comidas y los implementos de uso diario; con revisión de temperatura corporal dos o tres veces al día.
Ayer hice uno de mis viajes típicos a Shanghai y veo cómo seguimos siendo cuidadosos: mascarillas generalizadas en todo el transporte público, la estación de tren y todo el recorrido del tren, así como el requerimiento de mostrar el “Código Verde” de salud que se está actualizando constantemente con GPS, de acuerdo a las áreas de riesgo en donde nos movemos. Este extremo cuidado en áreas cerradas hace que, por el contrario, la vida pública en áreas abiertas sea ya prácticamente normal y libre.
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El autor es académico ExaTec y asesor de negocios internacionales radicado en China