Por lo pronto...
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Y de nueva cuenta, el caso del General Cienfuegos volvió a tomar color rojo de escándalo con el sorprendente retiro de cargos de parte de los tribunales gringos, los cuales, actúan de manera implacable en causas de conspiración para el tráfico de drogas, delincuencia organizada y lavado de dinero, como las que se le atribuían al militar mexicano de alto rango.
Salvador Cienfuegos Zepeda vuelve al país en calidad de sospechoso sujeto a investigación para que las instancias judiciales correspondientes determinen si hay las suficientes cargas sólidas de prueba, para abrirle un proceso penal, lo cual no creo que suceda y a otra cosa mariposa, para que el General goce con libertad plena de su vida.
De ninguna manera pienso que vayamos a ver a Cienfuegos sentado en el banquillo de los acusados. Hay niveles y al del color olivo, no cualquiera se atreve a llegarle, por más que el Presidente de la República insista que nadie está por encima de la ley.
Otro campanazo, éste sí esperado y deseado por muchos, fue la aprobación otorgada por el Senado de la República a la Ley Para la Regulación del Cannabis, la que contempla la legalización de la producción, distribución, almacenamiento, venta y consumo de mariguana, bajo las limitaciones que se establecen en la naciente ley y su futuro reglamento, misma que antes de ser promulgada será sometida a la Cámara de Diputados, luego al Poder Ejecutivo, y en caso de recibir luz verde intenso, como el objeto materia de la misma, verá luz a fines del presente año.
Una vez puesta en marcha la citada ley, lo primero que acarreará, es una carga burocrática, ya que se contempla la puesta en marcha del Instituto Mexicano del Cannabis (IMC), instancia que será la encargada de instrumentar la nueva ley, otorgando las licencias para quienes se enrolen en la cadena que hará llegar el producto al consumidor, bien sea para uso personal o para fines industriales.
Por supuesto, el naciente IMC también se encargará de vigilar que los tenedores de licencias cannabis, cumplan con las obligaciones que conlleva la titularidad de dicha licencia, y en su caso, también aplicará las sanciones procedentes a las irregularidades cometidas.
Aquí cabe el siguiente comentario. La corrupción continúa vigente en los diferentes niveles de gobierno; es una realidad que solamente el Presidente de la República no ve, en virtud de lo cual, el IMC no estará exento de la movida y el arreglo extraoficial de irregularidades, lo cual resulta altamente peligroso, sobre todo, si se trata de venta a menores de edad, tal y como sucede con la venta de alcohol en Sinaloa.
Por otro lado, los impulsores de la legalización de la mariguana proponen que las primeras licencias para la siembra de mariguana les sean otorgadas a pequeños productores con el propósito de que mejoren su nivel de ingresos. Suena bien el propósito, pero está fuera de realidad, ya que al final del día, dichos productores no se salvarán de caer en las garras de los actuales dueños del negocio o cediendo sus derechos a los grandes agricultores. Al tiempo.
Sin lugar a dudas, visto desde el plano del papel y la tinta, la nueva ley es un paso importante en el terreno jurídico, y las aspiraciones de la misma merecen la significación, sin embargo, vuelvo a insistir, la rampante corrupción que prevalece dentro del sistema gubernamental representa el fango que fácilmente puede tragarse el espíritu de la naciente ley.
Por lo pronto, los amantes de las quiméricas evasiones de la realidad, transportados por los penetrantes efluvios salidos de la “quema de patas a satanás”, están de fiesta por la libertad que les espera. ¡Buen día!