Ponerse las sandalias
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“Ponerse los zapatos de otro” es una comparación común que se utiliza para remarcar la empatía que se tiene hacia otra persona, de manera que se pueden comprender a cabalidad sus sentimientos, emociones y pensamientos.
En la antigüedad era más común usar sandalias, aunque también existían zapatos. Las sandalias se fabricaban con suela de madera o cuero (de hecho, la palabra deriva de la planta llamada Sándalo) y se sujetaba al pie con correas.
Ponerse las sandalias significa estar dispuesto para iniciar un camino o trabajo. En Éxodo 12,11 se afirmó que los israelitas debían comer el cordero pascual “ceñidos con un cinturón, calzados con sandalias y con el bastón en la mano”.
Cuando Jesús envió a los discípulos de dos en dos, les dijo que fueran con lo necesario y calzados con sandalias (Mc 6.9) y, donde no los recibieran, deberían sacudirse el polvo que se les hubiera pegado (Mt 10,14). El bautista, en su humildad, se consideraba indigno de desatar las correas de las sandalias de Jesús (Mt 3,11).
En las redes sociales circula el video de una mujer que recita un supuesto escrito de Gabriel García Márquez, titulado “Las sandalias negras”, pero que en realidad es de la puertorriqueña Marisel Hilerio Rivera, en el que invita a estrenar inmediatamente los regalos porque no se sabe si se amanecerá al día siguiente.
“La primera vez que me dijeron que fue de Gabriel García Márquez, pues la verdad, permítame decirle que es mi autor favorito, para mí fue un orgullo que dijeran esto”, comentó la escritora.
En 1963, Morris West publicó una novela titulada “Las sandalias del Pescador”, en la que prácticamente profetizó la llegada de un Papa proveniente del mundo socialista, en el cardenal eslavo Cirilo Lakota.
¿Me pongo las sandalias del pescador?