Plaga

Lorenzo Q. Terán
03 julio 2024

El pueblo de México es afortunado en muchos sentidos. Cuenta con incontables recursos naturales, lo que le permite aspirar, con mucha certeza, más temprano que tarde, a salir del subdesarrollo e insertarse como socio del grupo de países con sólido desarrollo en sus economías. Por esa ruta camina para consolidar su economía con expectativas halagadoras.

Los ciudadanos están de plácemes con el resultado de la elección del 2 de junio y por las iniciativas de la virtual Presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo. En sus primeros días como Presidente electa ha refrendado que continuará con la política de la cuarta transformación. Cuenta con el apoyo entusiasta de la ciudadanía, porque sus iniciativas marcan la pauta de las aspiraciones del pueblo, y por ello éste se volcó en las urnas a favor de su opción. Los ciudadanos tienen la certeza de las reformas que vienen representan sus intereses, por los que siempre habían luchado y fueron defraudados por los prianistas de manera permanente.

Con el gobierno de cuarta transformación las cosas han dado un vuelco de 180 grados en favor de los que menos tienen. Los ciudadanos ven con buenos ojos la transformación del país y cuidan que marche por el sendero correcto, sin ningún titubeo: todo pa’delante, protegiendo a los olvidados quienes, por décadas, sufrieron por no poder ni siquiera asegurar su subsistencia. Teníamos a algunos de los más ricos del mundo, pero abajo crecía exponencialmente la franja de pobreza.

Parecía que el túnel de los malos gobiernos, que ni los veían ni los oían, era interminable. Con el gobierno de la cuarta transformación la suerte de los vilipendiados dio un giro importante, por su voluntad de gobernar en bien de los más pobres de este país. Ahora hay un gobierno con una nueva mística, protegiendo a los desvalidos y abriendo un nuevo horizonte de progreso y bienestar para todos.

Pero la derecha prianista sigue sin reconocer lo beneficiosa que resulta la política de desarrollo con bienestar, sigue nostálgica del pasado, donde gobernaba a espaldas de los trabajadores. Sin ningún rubor hace su lucha pretendiendo volver por sus fueros, lo que resulta imposible por la conciencia que ha alcanzado la ciudadanía, que ha cancelado para siempre la posibilidad de que los oligarcas vuelvan a gobernar este enorme país; eso se acabó para los partidos de derecha.

Los ciudadanos han iniciado un nuevo camino por la democracia y la libertad. Difícil que los partidos políticos minoritarios vuelvan al poder, es política y moralmente imposible. El pueblo de esta Nación ha dado un salto en su politización, ha decidido consolidar la democracia y desterrar la corrupción de este país. La democracia llegó para quedarse y se toman medidas para que la plaga de la corrupción sea abolida para siempre en el interior del país.

La gente, de manera mayoritaria, se ha expresado conforme con la forma de gobierno de la cuarta transformación. Eso quedó demostrado, de manera fehaciente, en la elección del 2 de junio, donde los partidos de derecha prácticamente fueron barridos en los estados de la República de manera contundente, sin que mediara duda. Los ciudadanos pusieron de manifiesto su rotundo rechazo a los gobiernos del pasado, de manera clara y definitiva, y esa actitud se va a mantener por siempre, pues son muchos los agravios que los gobiernos prianistas infringieron al pueblo. Son inolvidables esos agravios debido a su autoritarismo, lo mismo la gravedad de la corrupción que generaron en el periodo neoliberal; saquearon al país de manera infame.

El pasado político que prevaleció por más diez décadas no volverá. Los ciudadanos le han cantado “Las golondrinas”. Lo han manifestado de distintas maneras, pero el resultado de la elección del 2 de junio es la manifestación más contundente. Es el rechazo definitivo a los gobiernos del prianismo –incluyendo, de manera sobresaliente, el periodo neoliberal, el peor de toda la época del prianismo por el premeditado y voraz saqueo al patrimonio nacional.

Siempre hemos afirmado, convencidos, que los ciudadanos, tratándose de los problemas sociales, son portadores de una gran sabiduría, basada en la experiencia que les proporciona afrontar las vicisitudes de su vida cotidianamente.

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