Periodismo en tiempos de Coronavirus

Adrián López Ortiz
26 abril 2020

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alopez@noroeste.com

La pandemia de Covid-19 cambió muchas cosas. Ha matado a 200 mil personas en el mundo, nos metió a todos en casa y derrumbó la economía. La recesión que ya está aquí se anticipa en -3 por ciento a nivel global y en -3.9 por ciento para México, según Hacienda. Voces especializadas hablan de una caída nacional de hasta -10 puntos del PIB.

Otra de las cosas que se espera nos deje esta epidemia es la aceleración de algunas megatendencias: la caída del petróleo y el crecimiento del comercio electrónico, entre ellas. Netflix duplicó su crecimiento al alcanzar casi 16 millones de suscriptores en el primer trimestre de 2020 y Amazon gana más dinero que nunca.

Los medios de comunicación no escapan de los efectos de la epidemia. Dada la mayor necesidad de información precisa, el periodismo profesional se hace todavía más necesario. Diversos estudios muestran cómo el tráfico de los sitios de noticias ha crecido sustancialmente en plena cuarentena. Es lógico: la gente tiene miedo, pasa más tiempo en casa y no se desconecta de Facebook, Twitter y WhatsApp en su celular.

En Noroeste nuestro tráfico se duplicó en un mes y sigue creciendo a tasas de doble dígito. La interacción en redes es más intensa y exigente. Los lectores dudan y sospechan de todo. No creen en los datos y están bombardeados de información veraz, desinformación y noticias falsas. La mayor parte de las veces opinan (y hasta insultan) sin leer las notas aunque muchos de los comentarios expresan una incertidumbre genuina y la necesidad de compartir lo que están viviendo.

En lo económico, a diario platico con empresarios abrumados por la zozobra de no saber cuándo terminará el “parón”. La mayor parte cerraron sus negocios y no saben cuándo regresarán a la operación normal. Muchos ya despidieron personal por falta de liquidez y algunos están tomando previsiones para bajar la cortina definitivamente.

Para los medios como negocio es igual de difícil pero más complejo. Por un lado informar a la sociedad es una “actividad esencial”, lo que nos permite (y la sociedad lo exige) seguir operando. Pero por otro, nuestra principal fuente de ingresos, la publicidad, se derrumbó estrepitosamente. Tiene todo el sentido: ¿quién piensa en anunciarse cuando la gente no puede salir a la calle para comprar?

Eso nos mete en un doble problema: al tiempo que los ingresos se desmoronan la gente demanda más y mejor información. Por ejemplo: en la redacción pasamos de producir 75-80 piezas diarias a más de 90, aún con las restricciones del reporteo en calle. A eso hay que sumarle el riesgo que corren reporteros y fotógrafos para cubrir los eventos y el hecho de que no podemos parar de imprimir y distribuir nuestro ejemplar físico porque tenemos un compromiso con nuestros suscriptores. A todo nuestro equipo: ¡muchas gracias!

Pero no es solo “reportear” e “informar” de la manera tradicional. La nueva realidad nos obliga a innovar y servir de formas diferentes. Por eso habilitamos una sección especial en nuestro sitio sobre Covid-19 que incluye gráficas interactivas actualizadas a diario, noticias e historias sobre la pandemia y un nuevo boletín diario al que puedes suscribirte de manera gratuita. Incluso apoyamos a negocios locales que tienen servicio a domicilio publicitándolos ahí.

La nueva epidemia también nos obliga a leer mucho más para comprender mejor y traducir su evolución y efectos a lenguaje llano. No siempre lo conseguimos. A eso se agrega la necesidad de procesar y comparar enormes bases de datos y diseñar mejores gráficos mientras las autoridades se excusan en el distanciamiento social para hacer transmisiones en vivo y no responder preguntas de la prensa.

Vienen meses muy difíciles. El éxito de los medios independientes que dependen del mercado privado está fuertemente ligado al ciclo económico. Si la economía crece, a los medios nos va bien. Pero si se cae, como está sucediendo, nos va mal... muy mal.

Pero hay una esperanza: los lectores. Si los medios logramos que los lectores paguen por el contenido que consumen una cantidad razonable de dinero al mes, podemos sobrevivir. Algo así ya está sucediendo en Europa donde, al igual que Netflix, varios medios han visto un crecimiento acelerado de sus suscripciones digitales.

Lo sé. México no es Europa y nuestro mercado de lectores es muy distinto. Poca gente lee medios serios y aún más poca está dispuesta a pagar por ellos. Pero el modelo de pago por contenido es la única manera de financiar periodismo de calidad, de escrutinio y de contrapeso.

En Noroeste llevamos año y medio con ese modelo y hemos logrado 3,485 operaciones hasta ahora. El crecimiento de nuestro servicio Premium ha repuntado en este mes de pandemia pero todavía no es suficiente para sostener nuestra redacción de más de 60 periodistas. Necesitamos duplicar ese número este año.

Por eso, congruentes con nuestro compromiso de informar decidimos que todos los contenidos sobre Covid-19 serán de acceso gratis para todos los usuarios, pero decidimos que al final de cada nota los invitaremos a suscribirse y apoyar el periodismo que hacemos.

El periodismo profesional no es gratis. Cuesta dinero, talento y, a veces mucho más, producirlo. Durante 47 años, en Noroeste hemos aceptado las consecuencias de hacer periodismo crítico y por eso creemos que tenemos derecho a cobrar por él y tú, como lector, a decidir si vale la pena pagarlo.

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