¿Para qué quiere Rocha a Rojo y Pucheta? Operadores políticos que Morena no tiene
En otro movimiento político de alto riesgo, o quizás de gran importancia estratégica si se conociese el objetivo pretendido, las incorporaciones del priista Fernando Pucheta Sánchez y el panista Adolfo Rojo Montoya al primer círculo del gobierno de Rubén Rocha Moya alteran la tonalidad original de la Cuarta Transformación en Sinaloa causándole una variación de cereza a rojo azulado en el viraje de un proyecto de largo aliento cuya coloración final constituye todo un enigma. Rodeándose con gente de los partidos que en 2021 fueron sus adversarios, el Gobernador fintea a quienes lo creen intensa e irreversiblemente de izquierda.
En cuanto se conocieron los nuevos nombramientos el lunes de tempestades palaciegas la comentocracia comenzó a cuestionar qué le aportan Pucheta y Rojo al gobierno rochista, como si la respuesta fuera complicada. La Cuarta Transformación sinaloense los necesita como operadores políticos que hagan el efecto imán para atraer desde el sur y centro del estado a priistas y panistas que se sumen a la tarea de prolongar la 4T en Sinaloa y el País. ¿O qué más se les puede pedir a los convidados?
Pero hay otra interrogación intrigante: ¿deshacerse del Partido Sinaloense, el anterior aliado, e integrar a las fuerzas políticas cuya matriz ideológica se diluye en las urnas electorales es la mejor maniobra futurista? Es que la alternancia en lo federal y local carece de la garantía de continuidad y la habilidad para rodearse de muchos con poca o demasiada aportación de votos se volvió cuestión de supervivencia o muerte.
Eso lo saben el PRI que entró en agonía tras la potestad de 70 años y el PAN con la efímera estadía en Los Pinos de dos sexenios. También están al tanto López Obrador y Rocha Moya de que la pureza filosófica que presume Morena puede ser adulterada cuando es preferible tener buenos estrategas que incondicionales cancerberos de los principios. La moraleja para la Generación Z dice que los partidos que han querido hacer valer los estatutos al pie de la letra sufren del achicamiento de las militancias.
En tal esquema de blindar la permanencia, una vez investido como jefe del Ejecutivo estatal, Rocha Moya comenzó cabildeos con los opositores que en principio parecían mera cortesía política y ahora concretan el tremendo caleidoscopio, no apto para daltónicos, que pueda seducir a aliados y contrarios en un gran bloque electoral que, insistimos, está dirigido primero a la votación para Presidente de México en 2024, y de Gobernador en 2027. Ya con el timón en las manos entendió pronto que la longevidad de la 4T en Sinaloa será para quien la trabaje.
La historia comicial se funda en la aptitud de saber hacer los amarres y desamarres a tiempo. Resulta erróneo creer que los que se presentan como enemigos irreconciliables hoy no convergerán otra vez cuando los intereses en juego les sean comunes. Inclusive Andrés Manuel López Obrador arma su propio trabuco sucesorio sin detenerse a oler lo rancio de sus anteriores adversarios, ni siquiera percibir los olores nauseabundos del antecesor Enrique Peña Nieto a quien por cierto el populacho desea ver tras las rejas.
Entonces entendamos que por más que la llegada de Adolfo Rojo sea atribuible a otro panista, a Alejandro Higuera Osuna, que es el Secretario Particular de Rocha, y la designación de Fernando Pucheta se le adjudique al Gobernador y su plan de jalar hacia Morena a priistas al borde de la orfandad partidaria, ahora el apremio consiste en ver más allá de las fichas que se desplazan y concentrarse en los propósitos de los juegos del poder. Inimaginable que Rocha vaya en sentido opuesto a la magistral jugada amloísta de meter a tirios y troyanos en el mismo redil.
Está ocurriendo la emigración hormiga hacia Morena desde las siglas que en 2018 concursaron en los bloques nacionales “Todos por México” integrado por PRI, Partido Verde y Panal, y “Por México al frente” del PAN PRD y MC, así como en 2021 en lo estatal la alianza “Va por Sinaloa” (PRI, PAN y PRD) y PT, PVEM, MC, PES. RSP y FxM, cada uno por su propia cuenta, intentando que el instinto de sobrevivencia les resulte asertivo frente a otro desastre comicial que acecha. En todo caso el problema estaría en que todos perciben una sola balsa de salvación, la de Morena, y si quieren caber todos acabarán por hundirla.
El Gobernador ha ido rescatando a panistas, priistas, emecistas y pasistas uno a la vez sin que inclinen la barcaza hacia un solo lado. Así continuará por más que los morenistas le adviertan del sobrepeso de las doctrinas contrarias. Va a seguir haciéndola de salvavidas aprovechándose de que los navíos antagónicos están en labor de zozobra.
Se atiene al nuevo manual de la guerra política que establece que al enemigo no hay que combatirlo sino unirlo a la causa contra la cual pelea. ¿O no, Alejandro Higuera, Roberto Cruz Castro, Francisco Antonio Castañeda Verduzco, Noé Heredia Ayón, Rosa Elena Millán Bueno, Juan Ernesto Millán Piestch y tantos más?
Por meter en su santo establo,
A Adolfo Rojo y Pucheta,
A la gente mucho le inquieta,
Que a Rocha lo besó ‘El Diablo’.
La designación de José Luis Leal como Subdirector de la Policía de Culiacán lleva consigo el deseo ciudadano de que esta vez se hayan hecho las cosas bien, correctamente calculadas y negociadas, para que la seguridad pública prescinda de trances dolorosos como el que significó la muerte violenta de Juan Manuel Silva, el apreciado comandante “Bóxer” cuyo sacrificio deja pendientes dudas, conjeturas y agravios terribles. Junto a este tipo de víctimas fenece la confianza en que un día los sinaloenses podamos vivir en completa paz. Por los silencios que gritan y las impunidades que postran las esperanzas son cada vez menos.