Ojalá…

Guillermo Osuna Hi
11 enero 2020

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osunahi@hotmail.com

 

El tema de la violencia es una piedra en el zapato del Presidente de la República, y de la sociedad en general, por las enormes repercusiones que está teniendo en el desarrollo del País. El sector productivo ocupa de paz social para invertir y los ciudadanos para su sano desarrollo, con la tranquilidad de saber que la autoridad vela por su integridad física y patrimonial.

Otro enorme pendiente que fue heredado por las administraciones federales emanadas por el PRI y el PAN, es el estado paupérrimo en el que dejaron al sistema de salud pública, minado por la corrupción que se desplazó a sus anchas hasta por los pasillos de las humildes clínicas rurales.

De los presupuestos para salud pública se han derivado cuantiosas fortunas en favor de no pocos vivales a costa de la salud, e inclusive la vida, de millones de mexicanos.

En las clínicas y hospitales del sector salud pública los faltantes de materiales médicos, medicamentos, mobiliario hospitalario y la incapacidad de respuesta a la atención médica especializada, continúan tal y como estaban antes de la llegada del gobierno de Andrés Manuel. Nada ha cambiado.

Basado en las promesas de elevar la calidad de los servicios del sistema de salud pública al nivel de los países con mejores calificaciones en el cumplimiento de dicha obligación gubernamental, la expectativa, por lo menos para mí, eran acciones inmediatas para limpiar y mejorar lo ya existente pero no fue así y recientemente se nos dio a conocer la creación del Instituto de Salud para el Bienestar, que contará, según se anunció, con todo lo necesario para brindar calidad y atención médica oportuna, para lo cual se le asignará un presupuesto inicial de poco más de 112 mil millones de pesos ¿y qué pasará con el lamentable estado en el que se encuentran los institutos ya existentes? No se ha dicho nada al respecto, tal vez se esté recurriendo a la medida de que cada quién se rasque con sus propias uñas, en perjuicio de los derechohabientes del IMSS y el ISSSTE.

El Instituto de Salud para el Bienestar, que será conocido como INSABI, según la página electrónica del Gobierno de México, “brindará servicios de salud gratuitos y de calidad a todas las personas que se encuentren en el País y no cuenten con seguridad social; se hará bajo criterios de universalidad, igualdad e inclusión”.

De esta primera definición encuentro contradicciones en cuanto a la universalidad, ya que según el diccionario, ésta es entendida como “una cualidad que se aplica a aquello que es válido para todos, es decir, que es de carácter universal sin excepción alguna” y por otra parte, en la misión de la nueva institución de salud pública, se señala que el INSABI ofrecerá servicios a todos, salvo a los que cuenten con seguridad social.

También se establece que los usuarios del INSABI recibirán oportunamente, bajo normas de calidad, atención médica, estancia hospitalaria, tratamientos quirúrgicos y medicamentos totalmente gratuitos para cualquier tipo de enfermedad, aún en las consideradas como catastróficas, como el cáncer y el VIH.

Son los servicios y atención que por años vienen exigiendo los beneficiarios del Seguro Social y los del ISSSTE.

Sin lugar a dudas es aplaudible que la política social continúe siendo la directriz de la administración de Andrés Manuel y la creación del INSABI así lo demuestra, acción que seguramente beneficiará a millones de mexicanos que no cuentan con ningún apoyo de salud y para los cuales, hasta una gripe fuerte se convierte en enfermedad catastrófica dados los altos costos de la atención médica privada y las medicinas, pero también es de criticarse que las instituciones ya existentes no reciban aliento alguno que les indique que serán rescatadas, junto con sus derechohabientes, del injusto rezago en el que se encuentran sumidas.

Ojalá que el INSABI logre las metas que se ha planteado y también es deseable que el Presidente de la República y sus allegados en el Gobierno, entiendan que el rescate de lo existente también forma parte de la transformación que pretenden. ¡Buen día!