Nuevos desarrollos tecnológicos
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Pensemos sobre todo en nosotros. Parece que no sabemos con quiénes estamos tratando.
Hoy se habla mucho de Huawei, de G5, de IoT, de Big Data y más futuras novedades, como la nanotecnología. También se habla de las relaciones de México con Japón, China, India, Rusia, Alemania y los países de América Latina. Y todo esto inquieta a muchos, o incluso los atemoriza.
Huawei es una empresa privada multinacional china de alta tecnología especializada en investigación y desarrollo, producción electrónica y marketing de equipamiento de comunicaciones. También provee soluciones de redes personalizadas para operadores de la industria de telecomunicaciones. Y además, es la empresa más avanzada en la puesta en marcha del G5, es decir, de la quinta generación de telefonía móvil. Por eso Trump, en su guerra comercial con China, desde Estados Unidos trata de impedir que Huawei se difunda en el mundo, y sobre todo en México, su vecino.
G1, primera generación de telefonía móvil, consistía sólo en tener llamadas móviles; era aquel teléfono móvil que parecía un ladrillo. G2 añadía fax, buzón de voz, mensajes de texto e imágenes. G3 añadía velocidad, voz y texto a la vez, y estandarizó la red con acceso mundial a internet. G4 añade, entre otras cosas, velocidad y videoconferencias en tiempo real. G5 añadirá, este año, una gran velocidad, y comunicación generalizada en grandes territorios, facilitando el inicio del internet de las cosas (IoT o Internet Of Things).
El IoT es un concepto que se refiere a la interconexión digital de objetos cotidianos con internet. Es la conexión de internet con más objetos que personas. También se suele conocer como internet de todas las cosas o internet en las cosas.
Por ejemplo, si los libros, termostatos, refrigeradores, paquetería, lámparas, botiquines, partes automotrices, entre otras cosas (unas cien mil millones), estuvieran conectadas a internet y equipadas con dispositivos de identificación, no existirían, en teoría, artículos fuera de stock o medicinas caducas; sabríamos exactamente su ubicación y cómo se consumen en el mundo; el extravío pasaría a ser cosa pretérita, y sabríamos qué está encendido y qué está apagado en todo momento.
Big Data (grandes datos) va de la mano con el IoT, como si fuera la otra cara de una misma moneda, ya que no se trata sólo de grandes volúmenes de datos, sino de datos que tengan las siguientes características: gran volumen, diversidad de datos, procesamiento de dichos datos, y formas de conocer la veracidad de los mismos.
Añadamos a todo eso la nanotecnología, que nos permitirá hacer todo más pequeño y veloz, y tendremos lo más cercano a una Inteligencia Artificial (IA). Lo cual nos inquieta e incluso atemoriza: ¿seremos controlados por las máquinas?
Estos temores surgen por pensar sobre todo tecnológicamente: velocidades, capacidades en megas y gigas, etcétera. Todo eso, ¿acabará dominando? Dominando ¿a quién? Pues… finalmente a nosotros, los seres humanos. Aparece entonces el ser humano ante nuestra mirada y atención filosófica. Y entonces se pueden aclarar las cosas y evitar todos esos temores.
Recordemos. Cuando se inventó el cine se pensó que el teatro desaparecería, y no fue así. Cuando se inventó el procesador de palabra se pensó que los libros desaparecerían, y no fue así. Se temieron las computadoras, y luego la telefonía celular: el G1, y luego el G2, y el G3, y el G4. Y ahora se le teme al G5, y a Big Data, y al IoT, y a la nanotecnología. ¿Es que no aprendemos? Las tecnologías surgen y pasan, o se quedan como instrumentos nuestros. Pero el ser humano queda.
Todos esos instrumentos son buenos en sí mismos, y podemos usarlos bien; pero también podemos usarlos mal. Ciertamente, en algunos momentos de la historia hemos sido controlados, pero fue por seres humanos inmorales, no por máquinas. Lo que debe preocuparnos y ocuparnos es nuestra moralidad. Un médico puede usar un bisturí para curar o para matar. La tecnología, incluso la más moderna, es amoral, como las piedras. Somos nosotros, los que podemos ser inmorales y malvados.
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Carlos A. Dumois es Presidente y Socio Fundador de CEDEM.
* “Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois.