Nodales
Los ciudadanos por años venían demandando ser atendidos, mientras los gobiernos conservadores los ignoraban cándidamente como si no pasara nada, insensibles como eran a las demandas sociales. Hoy notamos un cambio sustancial en la atención a los reclamos de la sociedad, se atienden prioritariamente las demandas del pueblo.
La ciudadanía viene planteando una agenda social, donde el establecimiento de la democracia y el combate a la corrupción son las dos premisas para reconstruir el tejido social y garantizar el bienestar del pueblo. Se están cumpliendo en esos aspectos nodales en todo el territorio nacional. Si en el presente sexenio se logran esas dos aspiraciones sociales, se le abrirá a nuestro País un futuro promisorio. Es ese nuevo rumbo y el dejar lastres que impedían el bienestar lo que explica el entusiasmo de la ciudadanía por el actual régimen.
Surgen interesantes indicadores por todos lados dando cuenta de lo que planteamos.
Los programas sociales y las monumentales obras estructurales en marcha son muestra inequívoca que lo que afirmamos sobre el cambio en el País está respaldado por hechos. Pronto se inaugurará el aeropuerto Felipe Ángeles, la vacunación contra el Covid-19 alcanza ya una cobertura histórica, se anuncia a fin de año un nuevo aumento al salario, se cumple con los programas a favor de los ciudadanos de la tercera edad y las becas a los estudiantes. Todo esto dando lugar a reducir la brecha de las desigualdades que aún prevalecen en el presente. Con las medidas que se vienen desarrollando más temprano que tarde, el País va a salir del círculo de los países subdesarrollados, alcanzando el lugar que le corresponde, en consonancia a sus riquezas naturales, a su privilegiada geografía y a la laboriosidad de sus habitantes.
La falta de democracia -salvo el periodo patriótico del General Lázaro Cárdenas- fue lo que impidió que se impulsara una política progresista a la que los distintos grupos políticos se habían comprometido al fin de la Revolución Mexicana. Enfatizamos lo anterior con el ánimo de subrayar la importancia que tiene establecer la democracia en nuestro País. Esa falta de democracia de plano empeoró con los gobiernos prianistas o neoliberales, que hundieron en la pobreza a capas enteras de connacionales.
Desde Salinas y la etapa neoliberal se vino dando al traste con los avances alcanzados en favor del pueblo durante la Revolución y que tuvieron su máximo desarrollo en el gobierno cardenista. El neoliberalismo se empeñó en eliminar la agenda social y se gobernó a favor exclusivamente del gran capital extranjero.
Todos sabemos el nefasto retroceso que vino con el salinismo. Sufrimos el fraude del 88 y luego el del 2006, con la imposición de Calderón, que vino a remachar el clavo. Entonces se consumó el saqueo más grande de todos los tiempos de la riqueza del País. Ese nefando periodo neoliberal permaneció por más de 30 años ininterrumpidos en el poder. Eso no puede jamás regresar a esta gran nación, que tantos próceres ha producido a través de su historia.
Pocas veces se ha visto a la ciudadanía tan dispuesta y decidida a consolidar su futuro por medio del gobierno democrático que defiende realmente al pueblo, sin medias tintas, como lo demuestra el actual Presidente. México marcha por buen camino, los avances están a la vista y no se pueden negar sin falsear la realidad. Solo una oposición obtusa y retrógrada puede desdeñar los programas sociales y estructurales que se vienen desarrollando en el País con asombroso dinamismo.
Eso explica el entusiasmo con que la ciudadanía aplaude los afanes del Presidente López Obrador, apoyando con entereza sus planteamientos y acciones, sin pensarlo dos veces, como se dice la gente.