No es el individuo, es el sistema

Isaac Aranguré
16 julio 2024

¿Qué hubiera pasado si Trump es asesinado? Es imposible no hacerse la pregunta después del atentado ocurrido el fin de semana pasado en Pensilvania, y aunque no puede contestarse con certeza, de lo que sí estoy seguro, es que las ideas que representa no mueren con él.

En esta sociedad es común el error de creer que los individuos son entidades aisladas y que el hecho de remover un individuo, piénsese como político, funcionario, líder criminal o incluso un líder social o religioso, transformará fundamentalmente el panorama, sin embargo, la historia y la estadística nos dice que no funciona así, al contrario, en algunos casos, su influencia o la influencia de sus ideas se magnifica, con la ventaja de que el único ser humano que no puede cometer errores, es aquel que no está vivo.

Trump, para muchos de nosotros representa un ser despreciable, es racista, sexista, clasista, pero debería ser la razón el camino para vencerlo y no las balas. El atentado estuvo a punto de convertirlo en un mártir, y con ello, un símbolo de sus valores y aunque no llegó a convertirlo en uno ya que por fortuna el disparo falló, sí lo convertirá en Presidente.

EE.UU. debe ser en este momento ejemplo para muchas naciones incluida la nuestra. Tienen que tomar la decisión entre un Presidente que exhibe la simulación que existe en el poder presidencial, con un Joe Biden incapaz de articular una idea completa de manera concreta y coherente, y Trump. Esta encrucijada en la que se encuentran una inmensa mayoría de electores, es decir; aquellos que son capaces de analizar lo que sucede con ambos candidatos, es el resultado de un sistema putrefacto, electoral, político y gubernamental que no hace más que perpetuar a las oligarquías fácticas en el poder, en el caso de EE.UU. que no es muy diferente a la nuestras, a los señores del dinero y las armas.

Por eso es importante que pensemos en el sistema, no en el individuo. Cuando vamos por ahí diciendo que la clase política está jodida, la pregunta es ¿de dónde salió esa clase política?, sale de nuestras calles, de nuestras escuelas, de nuestras comunidades, no son alienígenas (por más que lo parezcan) que vinieron de otro mundo a destruir el nuestro, son nuestros vecinos, nuestros estudiantes, nuestros compañeros, es el sistema que se alimenta de corromper, que pare nuevos corruptos y estos corruptos buscan a otros para que el sistema se perpetúe cuanto sea necesario para mantener sus privilegios, incluso si ello implica vender o comerciar derechos, libertades, propiedades o vidas ajenas.

Debemos de ser capaces de crear un nuevo sistema, un sistema que facilite la organización y el funcionamiento de la sociedad al establecer reglas, normas y estructuras que regulan la convivencia y la interacción entre individuos, que promueva la estabilidad y el orden social, lo cual es fundamental para el desarrollo sostenible de una comunidad. Que permita la coordinación de esfuerzos y recursos para alcanzar metas colectivas y resolver problemas comunes y lo más importante es que debe contribuir a la protección de derechos colectivos y garantizar la equidad y la justicia en una sociedad.

Un sistema, que exprima a los despreciables y permita a los deseables, a los honestos, los de bien pensar, bien decir y bien hacer, tomar las voluntades democráticas de nuestras comunidades y llevarlas a buen cauce. Una tragedia con las vidas que se perdieron en Pensilvania, una tragedia con las vidas que se toman todos los días en Palestina, Ucrania, México, una tragedia que no parará, en la medida que no seamos capaces de cambiar el sistema.

Gracias por leer hasta aquí, nos leemos pronto.

Es cuánto.

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@isaacarangureconacentoenlae