No a la suspensión de labores en la UAS
La formación de recursos humanos, desde el nivel medio superior (preparatorias) hasta el superior (licenciatura y posgrado), es la misión principal de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Como docentes, no podemos ignorar esta responsabilidad fundamental, pues nuestro compromiso no es sólo con la institución, sino también con la sociedad sinaloense. La reciente decisión de la administración de la UAS de suspender indefinidamente las actividades académicas representa un grave atentado contra el derecho de los estudiantes a recibir una educación de calidad.
Es lamentable que la actual administración de la UAS ponga en riesgo el desarrollo académico de una comunidad de más de 160 mil estudiantes. El llamado al paro de labores indefinido, anunciado para iniciar el 7 de octubre, no sólo afectará gravemente la formación académica de los estudiantes, sino también su seguridad. En estos tiempos de incertidumbre, con la violencia que azota a nuestra región, es una irresponsabilidad dejar a la juventud sinaloense sin la atención y el enfoque que proporciona la educación. Además, estando a mitad del semestre, el impacto de esta suspensión podría afectar todo el ciclo escolar, complicando la evaluación académica y poniendo en riesgo la culminación del año.
En otro orden de ideas, la suspensión de labores parece ser una estrategia desestabilizadora que busca generar una sensación de aumento en la pérdida de la paz social en el estado. Además, de un intento de reducir gastos para asegurar el pago de la nómina.
El descontrol en la gobernabilidad universitaria, promovido por la administración actual, es un síntoma de un problema mucho más grave y profundo: el fracaso de un proyecto que ha dominado la UAS durante los últimos 18 años. Este proyecto desvió la atención, la energía y los recursos de la Universidad hacia un partido político, dejando a un lado el verdadero objetivo académico de la institución. Es un ciclo que debe terminar.
La UAS requiere una transformación profunda y una modernización integral. Este es el momento ideal para que los universitarios con una visión renovada tomen un rol activo en la consolidación de nuestra institución. Un verdadero cambio en beneficio de la UAS exige el trabajo coordinado de todos aquellos que aspiran a mejorar la Universidad. Esta estrategia no sólo fortalecerá nuestras bases académicas, sino que también abrirá un nuevo camino para el desarrollo educativo, científico y cultural que clama la sociedad sinaloense.
Necesitamos establecer un frente común para alcanzar la verdadera transformación institucional, poniendo a un lado, por el momento, las diferencias ideológicas y de pensamiento. Si bien la pluralidad es una fortaleza, ahora debemos concentrarnos en un punto central: liberar a la Universidad de las fuerzas que han sofocado y obstaculizado su crecimiento académico. La diversidad de ideas e intereses puede retomarse en el futuro, cuando existan condiciones favorables para debatirlas y concretarlas.
Con este propósito, un grupo extenso de universitarios está organizando un foro para discutir la renovación integral de la Universidad. El objetivo principal es identificar puntos en común entre las diversas visiones sobre cómo mejorar nuestra institución, y desarrollar un proyecto académico alternativo al proyecto imperante. Este foro busca generar un plan sólido y coherente que impulse una verdadera transformación educativa.
Esta iniciativa cobra especial relevancia ante la inminente votación para elegir al Rector interino, conforme a lo establecido en la Ley Orgánica de la UAS. El foro nos permitirá presentar una propuesta competitiva y alineada con los intereses académicos de la comunidad universitaria.
Hacemos un llamado a toda la población educativa para cerrar filas en torno a la transformación de la Universidad, insertándola en una nueva etapa de democracia y libertad. Asimismo, exigimos la no suspensión de labores, el regreso a clases presenciales, y la organización inmediata de la elección para Rector conforme a la Ley Orgánica de la UAS.
Durante mucho tiempo, muchos profesores hemos silenciado nuestras opiniones sobre la situación que atraviesa la universidad, movidos por el temor a las represalias. Sin embargo, no podemos seguir siendo cómplices con nuestro silencio. Callar las opiniones críticas y progresistas sobre la UAS ha demostrado ser una medida incorrecta. Lejos de ayudar, vemos cómo la represión que creíamos atenuada resurge en nuestra centenaria casa de estudios, es momento de actuar. Como decía José Martí: “Hacer es la mejor forma de decir”.
- eteran@uas.edu.mx