Necesitas besar varios sapos antes de encontrar un príncipe
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El título de este post es una gran frase de Dean Kamen, el creador del Segway, me sorprendí al descubrir que tenía más de 440 patentes a su nombre, con una gran cantidad de fracasos y éxitos. Las personas normales pasamos por ambos procesos más de una vez, porque el éxito y el fracaso son relativos y ninguno de ellos es para siempre.
Siempre pienso en esta idea cuando escucho esas historias de éxito con relativamente poco esfuerzo ya que es usual escuchar las historias de emprendedores exitosos que sin estudios tuvieron una gran idea, la arrancaron en la cochera de su casa, crecieron como la espuma y ahora son inmensamente ricos.
De esas historias de éxito algunos sacan conclusiones muy interesantes:
· No vale la pena estudiar
· Lo importante son las buenas nuevas ideas
· Lo importante es comenzar sin importar cómo
· Lo único que necesito es dinero porque tengo grandes ideas
Muchas veces se pierde de vista que estas historias de éxito a la primera son muy pocas, casi se pueden contar con los dedos de una mano. En la mayor parte de los casos los éxitos vienen precedidos de varios fracasos, de sinsabores, de momentos de cansancio, de hartazgo, de estar a punto de tirar la toalla más de una vez.
Esas historias de fracaso previo tienden a generar cansancio, dudas sobre nuestra capacidad, pero en realidad las buenas ideas se van construyendo poco a poco a través de iteraciones y pivoteos, ajustes, comprobación de hipótesis, apoyándonos en las que sí funcionan y ajustando las que no, ensayo y error, en ocasiones esas pruebas y evidencias son las que nos van dejando ver que tenemos posibilidades de lograr grandes proyectos si perseveramos, si no bajamos la guardia y seguimos luchando.
La mayor parte de las veces debemos estar prevenidos contra el cansancio, que se presenta básicamente en dos vertientes: el cansancio físico y el cansancio mental, en algunos casos se dan estos dos de forma simultánea, lo cual hace la situación más difícil. Recordemos que la persona humana es una unidad de cuerpo y mente, por lo que es común que comencemos con un tipo de cansancio y éste influya en el otro, agudizarlo o provocar espirales dónde mutuamente se potencialicen.
Debemos encontrar actividades que nos descansen, como viajar, el cine, la música, el deporte, irse por unas chelas con los cuates, tocar un instrumento, algo que nos saque de la rutina y nos permita oxigenar las neuronas. Cada uno tiene sus hobbies y actividades que nos ayuden a sacar el estrés y ganar en serenidad.
Lo lógico es que una nueva empresa o un nuevo proyecto requieran mucha dedicación y los resultados no siempre son evidentes en fases tempranas lo que puede añadir el cansancio mental, la desesperación. Es necesario medir las propias fuerzas y conocerse, saber qué cosas nos cansan, que nos hace procrastinar, incrementando el trabajo o acumulando los pendientes por atender.
Los que tenemos el deber de dirigir equipos debemos aprender también a conocer nuestro equipo, a entender sus límites, a conocer que hay temas que a unos pueden cansar más que a otros y no caer en la tentación de sobrecargar aquellos que tienen más capacidad de cargar porque es fácil abusar y recargar el trabajo en ellos más de lo debido.
Debemos aprender a descansar, encontrar aquellas cosas que nos permitan cambiar a actividades menos intensas, y también que nos lleven a la reflexión de que en ciertos temas debemos pedir ayuda. Necesitamos aprender a detectar a tiempo los signos de cansancio, entender los síntomas y tratar de no llegar a puntos extremos en los que veamos las dificultades más allá de nuestros límites.
La madurez lleva a descubrir, como en el caso de Dean Kamen, que para encontrarte con un príncipe debes haber besado varios sapos. El fracaso deja de serlo cuando se convierte en un peldaño para llegar a donde quieres llegar.
Profesor del área de Innovación de ICAMI, Centro de Formación y Perfeccionamiento Directivo
@japeraltag