Necesidad de acciones

Rodolfo Díaz Fonseca
28 junio 2020

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rfonseca@noroeste.com
@rodolfodiazf

Es conocida la frase: “el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones”, con la que se resalta la urgente necesidad de pasar al renglón de las acciones.

En efecto, de nada sirve proponerse algo si no se cumple lo prometido, como subrayó Jesús: “No todo el que me dice: «Señor, Señor», entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mt 7,21).

Y, por si alguien tuviera duda acerca de cómo hacer la voluntad de su Padre, Jesús aclaró con qué acciones se cumple: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme” (Mt, 25,35-36). En pocas palabras, la voluntad de Dios se resume en contagiar vida, como señalamos en la columna anterior.

En la Diócesis de Burgos, España, se resumieron algunas acciones realizadas durante la pandemia para apoyar a los más necesitados: “el Seminario diocesano convertido en albergue para personas sin hogar, religiosas de clausura confeccionando mascarillas, acompañamiento espiritual y psicológico, catequesis y eucaristías online, reparto de necesidades básicas a las puertas de las casas, consuelo en el dolor de la despedida a los difuntos o en la enfermedad, como los capellanes de hospitales, renuncia de los sacerdotes a parte de su sueldo, y otras actividades”.

En las Diócesis de Culiacán y Mazatlán también se pueden citar muchas actividades semejantes realizadas a través de Cáritas, Casa del Migrante, reparto de alimentos y despensas en parroquias, así como de otras instituciones, entre ellas el Banco de Alimentos, e iglesias de otras denominaciones religiosas, sin que la lista sea exhaustiva.

¿Apoyo con intenciones o con acciones?