Navolato, antítesis de alcaldes de la 4T
¿En municipios chicos, cloacas grandes?

Alejandro Sicairos
25 agosto 2022

Casi nadie voltea a ver hacia Navolato, donde la Alcaldesa Margot Urrea Pérez quiere hacer un gobierno en lo oscurito, sin abrir a los ciudadanos las ventanas del quehacer público ni ajustar su desempeño a los criterios vigentes de máxima publicidad, como si el municipio que representa fuera la isla desierta en la que ella es soberana y náufraga al mismo tiempo. Tal vez el tema da más para un cuento símil de Blanca Nieves y sus enanos, más que para el análisis político, sin embargo, ello sería alimentar la indiferencia que motiva a las malas tentaciones del poder.

Este referente actual alcanza para lanzar la hipótesis de que las lupas de los órganos de rendición de cuentas, los oficiales o los no gubernamentales, rara vez se enfocan a los ayuntamientos pequeños porque se supone que en pueblo chico todo se sabe, a pesar de que es en estas administraciones públicas donde más florecen mini cacicazgos que asumen que habitantes distraídos autorizan las rebatingas en el manejo de los erarios. Y cuando la vigilancia social se duerme, las camarillas corruptas hacen sus agostos.

Únicamente la Auditoría Superior del Estado y su ejército de fiscalizadores puede intervenir para inducir con la ley en la mano los criterios avanzados de rendición de cuentas que brillan por su ausencia en los municipios que de manera mayoritaria son gobernados por Morena. Con igual comportamiento al de los gatos, que hacen sus cochinadas y las esconden, los alcaldes se especializan en tapar sus cloacas yendo muy por delante de las normas de transparencia y anticorrupción.

Debiera ser cosa de risa la crónica del caso Navolato, que confirma que a municipios chicos les corresponden lentes cívicas ciegas. Es que desde junio reciente la mayoría de regidores que tiene a su favor la Alcaldesa vetó la solicitud de la contraparte priista para que sean transmitidas en vivo las sesiones del Cabildo, acción de transparencia que es práctica común en casi todas las comunas sinaloenses. Bueno, en realidad, nueve de los ediles proclives a Margot Urrea se abstuvieron y dos del PRI respaldaron.

La Alcaldesa, apoyada por el Síndico Procurador César Armando Valenzuela, declaró rechazada la propuesta priista sin importarle el hecho de que la abstención no significa desaprobación. Los argumentos parecen extraídos de fábulas sórdidas de ladrones y compinches: el regidor de Morena, Francisco Castro, alegó que él no necesitaba de las redes sociales, y que difundir en tiempo real las asambleas de regidores significaba hacer publicidad. En la misma línea de obcecación política la petista Magdalena Ramírez consideró que basta con el esquema de Cabildo Abierto para tener informados a los navolatenses.

Tomando a Navolato como botón de muestra, a como están las cosas, el Congreso del Estado volverá a reprobar las cuentas públicas de la mayoría de los municipios de Sinaloa, correspondientes a 2020, porque la cultura de la transparencia no ha prendido en los Ayuntamiento que se cierran como ostras para evitar la vigilancia ciudadana. El año pasado ninguno de los gobiernos municipales libró los dictámenes de la Comisión de Fiscalización de la 64 Legislatura.

Morena debiera intervenir para capacitar a su Alcaldesa y regidores de Navolato en los principios esenciales de la Cuarta Transformación. Y también si a este partido le gustan tanto las encuestas que escuche a la gente de la tierra ex cañera que siente que Urrea Pérez no sabe dialogar ni escuchar y se subió al peligroso peldaño de la soberbia, olvidándose que por poquito pierde la elección de 2021. De ser cierto que ella es un fracaso, gran porción del fiasco le toca al partido guinda.

Margot Urrea ganó la Presidencia Municipal de Navolato en la elección del 6 de junio de 2021 con 15 mil 473 votos que le aportó el Movimiento Regeneración Nacional, apenas 234 más de los 15 mil 239 que obtuvo su contrincante priista, Rigoberto Mejía. Es decir, con ese resultado que en términos cerrados significa empate técnico es para que modere su estilo y gobernanza redireccionándolo al “no mentir, no robar y no traicionar”. Y no envanecerse.

La Alcaldesa necesita ser instruida en buena operatividad política ya que en la reciente elección de consejeros distritales de Morena a la vista de todos quiso servirse para sí con la cuchara más grande al favorecer a sus cercanos Edith Acosta y Horacio Trapero, desplazando a valiosos cuadros morenistas de Navolato. No solo organizó los acarreos sino que supervisó cómo las urnas le servían a sus intereses, según imágenes publicadas.

¿Tomará cartas en el asunto la recién designada dirigente de Morena en Sinaloa, Merary Villegas Sánchez? Pues eso ya le corresponde decidirlo al partido, porque es el que pagará los costos, el 2 de junio de 2024, cuando los electores evaluarán a los alcaldes que fueron arrastrados a los cargos por el tsunami amloísta.

La gente tiene otro dato,

Aunque Morena no lo vea,

Que percibe a Navolato,

Diezmado por Margot Urrea.

No divierte tanto a los sinaloenses el talk show local para exhibir los mejores salarios de quienes desempeñan el servicio público, pues nada le agrada al ciudadano común y corriente darse cuenta de que a pesar de trabajar bastante sus recibos de percepciones económicas son como para echarse a llorar, porque no pintan en la puja del quién gana más. Al menos los privilegiados en nóminas oficiales debieran tener consideración hacia segmentos que con la escalada inflacionaria ya ni saben si van a poder comprar lo mínimo indispensable para el sustento familiar.