Narco, ¿el quinto empleador?
No es una novedad, ni un problema exclusivamente mexicano, que los números utilizados para medir y discutir sobre la delincuencia sean tildados de inexactos. Poco se dice, sin embargo, sobre el problema de que provengan de conjeturas difíciles de verificar empíricamente. Esto es particularmente cierto para delitos como el narcotráfico, o para fenómenos complejos como el crimen organizado. Es complicado para quien sea, a través del método que sea, llevar registros confiables, medidas exactas sobre la escala de las organizaciones criminales, pues por su naturaleza dependen de altos niveles de clandestinidad.
Sin embargo, a pesar de esos impedimentos (o quizás a razón de ellos), abundan los ejemplos de lo que Max Singer llamó “números míticos”: cifras exageradas, que se pronuncian y se utilizan para explicar la realidad del crimen organizado con una certeza rotunda. Y que a pesar de ser inverosímiles o carecer de fundamentos sólidos, a base de su repetición se convierten en términos de referencia que pocas veces se cuestionan en el espacio público. Se trata de un tema pertinente para el caso mexicano.
A finales de septiembre, el siguiente titular capturó buena parte de la atención mediática y la conversación pública: el narco se ha convertido en el quinto empleador de México. Todos los medios de comunicación que hicieron eco de la anterior afirmación, recuperaron una cita contenida en un estudio publicado por la revista Science. A partir de un modelo matemático, investigadores estimaron que las filas de los llamados “cárteles” están engrosadas por entre 160 y 180 mil personas, lo que permite concluir que las organizaciones criminales conjuntan una fuerza operativa superior a la de empresas como Oxxo, Bimbo o Pemex. (1)
La contundencia del dato provocó todo tipo de reacciones airosas, propias de lo que se esperaría de un número mítico. Semejante sentencia, “el narco es el quinto empleador del país”, parece atender y resolver dos grandes preocupaciones asiduas en la conversación pública de los últimos años: la peligrosidad de ese enemigo llamado “el crimen organizado” y el fracaso de las estrategias para afrontarle. Por lo mismo, se convierte en un dato que puede resultar útil para cuestionar el trabajo de cualquier autoridad.(2)
Dicho de otra forma, tal cual como fue catapultada por la mayoría de los medios de comunicación, la afirmación de que el narco es el quinto empleador del país puede ser sencillamente asumida como la justa medida de la crisis de inseguridad y delincuencia en México. Se trata de un dato accesible, memorable, con el que se puede construir, con precisión numérica, una radiografía del crimen organizado fácilmente entendible para el grueso de la población; siendo además respaldada por una voz científica.
Poco se ha discutido sobre el estudio del que se extrae la famosa cifra de “empleados del narco”, sobre todo en cuanto a sus limitantes. Sin entrar a detalle sobre el proceso de composición del modelo matemático sobre el que descansa el estudio, (3) me interesa tan sólo hacer notar algo que acaso resulta obvio, pero que sencillamente pasa de vista al sólo enfocarnos en lo escandaloso del número.
La afirmación de que el narco es el quinto empleador del país se genera a partir de un modelo que, como cualquier otro, depende enteramente de la definición de supuestos; es decir: hechos sobre los que no se puede tener una certeza absoluta, que pueden ocurrir o no. Es un asunto de epistemología básica: un modelo genera conclusiones primero remitiéndose a un mundo puramente hipotético, no a la realidad. Y por eso hay que tener mucho cuidado al utilizar modelos matemáticos para explicar los hechos sociales, ya ni digamos para pretender predecir su curso. (4)
Los autores del estudio en cuestión incurren en supuestos que valdría la pena tener en cuenta, antes de arrojarse a repetir sus conclusiones. Por ejemplo, al acusar que un 10 por ciento de las víctimas semanales de homicidio y desaparición en el país son de “miembros de cárteles”, sin explicar cómo se determinó dicha proporción, sin tener en cuenta los problemas de medición de las bases de datos oficiales en que se basa el modelo, (5) sin definir qué es exactamente “trabajar” en un cártel y sin detenerse a pensar en las implicaciones éticas de incriminar sin demostrar culpabilidad. El modelo permite calcular y predecir el supuesto tamaño de las organizaciones criminales, en ello radica el atractivo de sus conclusiones. Pero afirmar que los cárteles son el quinto empleador en el país, como el modelo arroja, depende de aislarlos como simples datos estadísticos, omitiendo el hecho de que son organizaciones humanas, que dependen de tiempos históricos, estructuras sociales, dinámicas de poder y dimensiones culturales; todas ellas variables que, tomadas en cuenta, vuelven inviable cualquier reduccionismo numérico.
En 1976, escribía Max Singer: “La experiencia nos recuerda que a pesar de que una cifra sea usada profusamente, por gran variedad de personas que deberían saber lo que están hablando, no podemos presuponer que la estimación no sea ni siquiera aproximadamente correcta”. (6) La advertencia es hoy tan pertinente como lo era entonces.
(1) Para aquellas y aquellos curiosos, el artículo traducido al español se puede consultar aquí: Rafael Prieto-Curiel, Gian Maria Campedelli, y Alejandro Hope, «Reducir el reclutamiento de los cárteles es la única manera de bajar la violencia en México», Science 381, n.o 6664 (2023): 1312-1316.
(2) Una medida del revuelo que adquirió el dato es la reacción que provocó de parte del presidente López Obrador: Lidia Arista, «AMLO rechaza que el narcotráfico sea el quinto empleador en México», Expansión, 25 de septiembre de 2023.
(3) Para una revisión más en detalle del modelo, véase: Jonatha P. Caulkins, Beau Kilmer, y Peter Reuter, «Modeling cartel size to inform violence reduction in Mexico», Science 381, n.o 6664 (2023): 1291-1293.
(4) Existe un debate complejo en las ciencias sociales sobre la pertinencia de exportar modelos propios de las ciencias matemáticas, sobre todo por las dificultades de verificarlos empíricamente. Al respecto, sirven mucho los apuntes de Fernando Escalante, Se supone que es ciencia. Reflexiones sobre la nueva economía (México: El Colegio de México, 2018).
(5) Muchas de ellas documentadas por Causa en Común. Véase: Causa en Común, Análisis de los registros de incidencia delictiva y posibles manipulaciones (septiembre de 2023). Disponible en: https://causaencomun.org.mx/beta/wp-content/uploads/2023/10/Anomal%C3%ADas-ene_ago2023_web.pdf
(6) Max Singer, «The vitality of mythical numbers», Public Interest, n.o 23 (1971): 3-9. p. 6.