Nadando entre depredadores
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A media semana vi un video que me sorprendió, siempre he sido asidua seguidora de todos aquellos programas que hablan de la naturaleza, y ¿cómo no? si muestran las imágenes más hermosas e interesantes que uno pueda encontrar en el ahora tan desgastado contenido de todo, en este video mostraba un tiburón que es una especie que habita en las profundidades del océano y por lo mismo había sido muy difícil de ver, este tiburón es el Hexanchus griseus, el tiburón de “peinetas” esta clase de tiburón se había mantenido intacta desde hace millones de años y era cien veces más viejo que nuestro antecesor el homo erectus.
El tiburón peinetas es anterior a la mayoría de los dinosaurios, por lo que ha existido durante aproximadamente 200 millones de años.
Es increíble como ha sobrevivido tanto, vivir en las profundidades lo ha salvado de la extinción eso es seguro. Ahora ¿Cuánto tiempo le queda a este dinosaurio viviente? Ya lo hemos descubierto nosotros el depredador más voraz del planeta. ¿Qué cultura humana será la que le dará una propiedad mágica y necesite destazarlo? ¿Qué cultura será la que lo querrá encerrar como espectáculo? ¿Qué cultura será la que querrá desaparecerlo porque no le conviene su existencia?
No deja de sorprenderme el relativo tiempo tan corto que hemos vivido sobre la tierra comparado con el gran daño que hemos hecho. Muchas especies no han continuado su existencia por culpa de nosotros, tenemos miles de excusas para seguir devastando, pero solo son eso, excusas, ¿justificación? ninguna, no existe, nuestro ego es el motor que mueve esa maquinaria aniquiladora de vida, así como escribía sobre los koalas recientemente declarados funcionalmente extintos, gracias a la quema de bosques para la ganadería, justo así vamos “avanzando” en nuestro camino hacia “la nada”.
¿Recuerdan aquella vieja película, un clásico ya, La Historia sin Fin? donde los habitantes de Fantasía huían de la destrucción de su mundo por un ente llamado “La Nada” representado por un lobo negro gigante, es paradójico que en nuestra propia historia sin fin nosotros somos los que huyen pero también somos la nada, somos ese lobo gigantesco con hambre de destruirlo todo, que se come a mordidas el mismo mundo donde habita.
Huye viejo tiburón, vuelve a tu escondite donde nadie te encontró por millones de años, sobrevive otra extinción y cuéntales a tus descendientes que alguna vez nadaste en un mundo donde habitaban los depredadores más voraces, violentos y crueles, y que tú saliste adelante.
Huye viejo tiburón que la nada ya te busca.
Sinembargo.MX