Música
y poesía

Rodolfo Díaz Fonseca
29 noviembre 2022

rfonseca@noroeste.com

rodifo54@hotmail.com

El poeta, para escribir un excepcional poema, debe ser tocado e inspirado por una musa. Lo mismo acontece con el compositor musical, y, cuando se conjugan música y poesía, nos trasladamos al empíreo de la más sublime emoción.

Camille Saint-Saëns compuso casi al final de su vida un excepcional tema titulado La musa y el poeta, el cual será interpretado por dos solistas, Olga Khudoblyak (violín), Octavio Hidalgo (violonchelo), y la OSSLA este jueves 1 de diciembre en el Teatro Pablo de Villavicencio, bajo la conducción del maestro cubano Enrique Pérez Mesa.

Saint-Saëns se inició precozmente en la música y fue un verdadero prodigio, a la vez que estaba dotado de una memoria sorprendente, pues a los 11 años podía interpretar cualquiera de las 32 Sonatas para piano de Beethoven. La obra en cuestión fue escrita en Egipto (diciembre de 1909), ya que desde niño padeció de los pulmones y viajaba mucho buscando mejores climas en Islas Canarias y otros destinos.

Se trata de una conversación entre los dos instrumentos. Algunos suponen que el poeta es el violonchelo y el violín la musa. Sin embargo, no debe olvidarse que el nombre se lo puso el editor Jacques Durand, para conferirle valor mercadotécnico y comercial. Consiste en un único movimiento, “Andantino”, que expresa dolor, aflicción y ternura.

El concierto incluye la conocida Obertura de Ruslan y Ludmila, de Mijaíl Glinka, considerado el padre de la música rusa, aunque escribió muy pocas obras. De hecho, Tchaikovsky expresó: “No podemos mostrarnos descontentos de Glinka, pero debemos admitir que no cumplió la misión a que su ingenio le había destinado”.

La última obra es la Sinfonía No. 8 de Beethoven, a quien él llamó “mi pequeña Sinfonía en Fa”, para distinguirla de la sexta.

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