Morena: recuento desafortunado
""
La situación del conflicto interno del partido Morena es muy evidente y confuso a la vez, tanto en Sinaloa como a nivel nacional se observa una lucha por controlar al partido que llevó al poder al actual Presidente López Obrador. El ambiente de división que a nivel nacional se vive y la manera en la que actúan las fuerzas que lo representan, envían señales poco afortunadas para una mayoría de electores que esperaron y esperan el cambio no sólo de siglas y personas en los gobiernos y cargos de elección popular, sino también de un genuino cambio en la democracia interna de los partidos políticos. Así lo manifestó incluso el propio Presidente y líder moral de Morena, cuando afirmó que lo que iniciaba no era un simple cambio de gobierno, sino un cambio de régimen.
Sin embargo, todo parece indicar que sus seguidores no estaban preparados para asumir tales aspiraciones de cambio al interior de su partido, pero sí listos para dar la pelea por el control de la dirigencia nacional y los espacios de decisión a menos de un año de iniciar el proceso electoral de 2020. Si revisamos el conflicto de Morena, observamos que las diferencias se protagonizan principalmente entre cuatro grupos encabezados: uno por Yeidckol Polevnski, el segundo por Gabriel García Hernández, Bertha Luján y Alfonso Ramírez, el tercero por Ricardo Monreal y Alejandro Rojas y un cuarto por Mario Delgado.
El conflicto se origina en la convocatoria de agosto de 2019 a un Congreso Nacional Ordinario, para definir la dirigencia nacional del partido político. Militantes impugnaron este proceso ante el TEPJF quien emite una sentencia en la que se resuelve que la convocatoria violaba los estatutos de Morena en el tema del padrón de militantes, un ilegal recorte del padrón de afiliados y una interpretación inexacta de los estatutos sobre las fechas del cierra del registro de afiliados, por lo que se dictamina que tal congreso carecía de confiabilidad, certeza y certidumbre.
A pesar de los conflictos y cuestionados hechos de confrontación al interior de Morena, para enero de 2020 se celebra un Congreso Nacional Extraordinario, convocado por Bertha Luján, donde se designa como presidente interino a Alfonso Ramírez Cuéllar. Por su parte Yeidckol Polevnski, hasta entonces presidenta de Morena, desconoce tal designación, consignando de nuevo el conflicto ante el TEPJF, quien el pasado 19 de febrero suspendió audiencia donde resolvería el conflicto de Morena, acordando diferir la sesión pública hasta nuevo aviso.
Como es notable y público, el pleito entre morenistas se dirime públicamente entre los grupos que representan Yeidckol Polevnski y Bertha Luján; mientras este conflicto se resuelve en la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en los hechos Morena funciona con dos dirigencias nacionales.
Lo que actualmente sucede al interior este partido, no es lo que se esperaba de Morena, por el contrario, se entiende que tanto su fuerza y simpatía fueron motivados por el discurso del cambio verdadero y la promesa de Morena como la esperanza de México del entonces candidato presidencial López Obrador.
Mientras tanto, quienes afirman ostentar la dirigencia de Morena, declaran ser defensores de la legalidad, la democracia y ser los primeros en impulsar una actitud unitaria, promotora del diálogo, los consensos y acuerdos necesarios. No obstante, en la práctica y ante la opinión pública sus acciones demuestran lo contrario al ser excluyentes y promover la confrontación.
¿Qué está pasando en Morena? Para algunos analistas, Morena todavía no es un partido, sigue siendo un movimiento, lo que se considera como la principal razón para que no logre constituirse como partido político, en tanto las fuerzas que lo conforman y su militancia no tienen claro los objetivos que persigue o desconocen los propósitos de quienes encabezan el actual conflicto que enfrenta.
Lo cierto es que desafortunadamente al interior de Morena se observan al menos tres elementos antagónicos a la promesa de la 4T: el primero se finca en la clara división de los grupos que disputan la dirigencia nacional, una segmentación que se origina por intereses, no de los mexicanos o del proyecto de nación que plantea la 4T, sino motivada por razones de control y poder al interior del partido; un segundo elemento es la conformación casi espontánea de pequeños grupos de interés con actitudes mafiosas y sectarias, que bajo el discurso de pureza ideológica y defensa del partido ante la llegada de políticos oportunistas, violenta sus propias normas y estatutos; y un tercero es el indudable interés que sus acciones demuestran por adjudicarse el control de las decisión y asignación de candidaturas para el proceso electoral de 2020. Una ejemplaridad muy distinta y contrastante con el discurso político que persigue la búsqueda de mayor democracia, pluralidad y un Estado de derecho vigente.
Analizar estos tres elementos trae consigo también una serie de preguntas para entender lo que sucede en un partido que, por su importancia, involucra no sólo el interés de su militancia, sino el de todos los mexicanos, en tanto aún se mantiene como uno de los favoritos para la próxima elección.
Si estamos hablando de un mismo partido, un mismo propósito y proyecto de nación, ¿Cuáles son las razones de su división? Ante esta estas diferencias ¿Quién realmente representa los valores y principios de Morena? ¿Qué los divide? ¿Quién gana o quién pierde en esta disputa?
Aun y cuando son muy evidentes las diferencias entre los intereses políticos y las prácticas antidemocráticas para tomar decisiones al interior de Morena, las encuestas mantienen en las preferencias al partido de AMLO, a pesar de que él mismo se deslinda de lo que pudiera suceder al interior de Morena al negarse a intervenir u opinar sobre lo que sucede entre los que él mismo ha llamado grupos o camarillas de partido.
Todo parece indicar que el proyecto nacional de López Obrador, no se garantiza del todo por los miembros de Morena, pues le habitan y han despertado intereses muy distintos a los que persigue la Cuarta Transformación. Tal vez por eso AMLO trabaja nuevas alianzas que incluyen sectores y organizaciones sociales de otros partidos como la CTM, y a la vez se deslinda un tanto del conflicto de Morena, que ante el riego latente de convulsionar como sucedió en el PRD, la advertencia sirva para entender que sobre aviso no hay engaño.
Hasta aquí mi opinión, los espero en este espacio el próximo viernes.
vraldapa@gmail.com
@vraldapa