Morena-PAS

Daniel Ramírez León
01 marzo 2021

El calendario del proceso electoral en Sinaloa sigue su curso, y con ello las definiciones de las formas de asociación política entre los partidos. Hasta hace unos días, PRI-PAN-PRD era la única coalición constituida. Sin embargo, el pasado 27 de febrero, el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, visitó Culiacán para anunciar la conformación de una alianza electoral mediante el esquema de candidaturas comunes, con el Partido Sinaloense.

La formalización ha generado reacciones positivas y negativas. Hay quienes consideran que se trata de una suma que viene a garantizar el triunfo de Morena, no sólo a la gubernatura, sino en las presidencias municipales y en la mayoría de las diputaciones locales en juego, y ni se diga en las federales, que requieren fuerte impulso.

Quizá por ello las opiniones negativas más enérgicas, vengan justamente del candidato a la gubernatura del PRI-PAN-PRD, Mario Zamora, así como del resto de las y los candidatos de la alianza, que sin decirlo, reconocen que la unión Morena-PAS, constituye una poderosa maquinaria electoral. No por nada buscaron durante meses integrarlo a la coalición. No lo consiguieron.

Hago un paréntesis para hacer constar una vez más, mi carácter militante de Morena y principalmente, mi añeja simpatía política por el ahora Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. Con esa convicción, pero también con esa honestidad y claridad, cada semana Noroeste me brinda este valioso espacio desde el cual, ofrezco mi opinión sobre los asuntos de interés público, y con ello, una manera más de ver una realidad que tiene tantas aristas como personas la observan.

En ese sentido, va mi opinión personal sobre la anunciada alianza con el Partido Sinaloense que dirige el maestro Héctor Melesio Cuen Ojeda. Ignorar el tema y no comentarlo en este espacio, me parece por lo menos timorato, y quienes de una u otra forma hacemos política, estamos obligados a actuar y posicionarnos, aún con todos los riesgos que ello supone.

Nuestra realidad política actual, no puede comprenderse sin el ciclo de reformas en materia electoral que desde 1977 a la fecha, de manera lenta y gradual, se han realizado para fortalecer nuestra democracia, pasando de un sistema de partido hegemónico, a uno plural y altamente competitivo, donde la propia ley contempla la posibilidad de que los partidos políticos formen coaliciones o candidaturas comunes, de cara a los procesos electorales.

La figura que Morena y el PAS establecieron para ir juntos en el proceso electoral en curso, se basa en la postulación de un candidato o candidata común, pero en el que cada partido mantiene su individualidad en los postulados políticos o ideológicos, y al igual que la figura de coalición, se tiene la posibilidad de votar por separado a cada partido, aun cuando el candidato sea el mismo.

Por otra parte, la alianza electoral entre Morena y el PAS, responde no sólo al pragmatismo del PRI, PAN y PRD, que se unieron legitima y legalmente, pero sin más proyecto que regresar al pasado que todos conocemos, sino también, es la respuesta hasta la ahora negativa del PT y el Partido Verde, para sumarse a Morena.

Mientras tanto, la integración de la alianza Morena-PAS, no cancela de manera alguna, la exigencia ciudadana y no sólo morenista, de acompañar los esfuerzos que permitan una transición a la democracia universitaria en Sinaloa, pero ésta deberá hacerse respetando en todo momento, la autonomía universitaria y las determinaciones que les corresponde tomar exclusivamente a las y los universitarios.

En suma, la alianza brinda la posibilidad real de lograr una verdadera alternancia en la gubernatura de Sinaloa, y de mantener la mayoría legislativa en el Congreso local y en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, con lo que se garantiza la continuidad de la Cuarta Transformación.