Monarcas: la propagación de las dudas. ¿Cuánto ganó Grupo Salinas en Sinaloa?

Alejandro Sicairos
03 junio 2020

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alexsicairos@hotmail.com

 

Entre la sorpresa y la confusión se movió oscilante todo del día el anuncio que hizo ayer el Atlético Morelia para trasladar su sede de Michoacán a Sinaloa, versión que durante dos semanas corrió como rumor deslizándose a sus anchas en la cancha de la opacidad. Repleta de connotaciones que chocan entre sí, la principal interrogante es cuánto le costará esto al Gobierno que preside Quirino Ordaz Coppel y si el actual es el momento más apropiado porque la fuerza social se destina toda a contener la propagación del coronavirus y ordenar la reactivación económica y social.
Dos realidades colisionaron en la de por sí confusa atmósfera sinaloense. Una, la de comerciantes establecidos e informales que se amotinan para que se les permita reabrir sus negocios y recuperar fuentes de sustento; otra, el anunció jubiloso del Gobernador Quirino Ordaz Coppel anunciando la “hazaña” de un gran estadio y un gran equipo de futbol.
Todos los espacios de la cotidianeidad sinaloense se llenaron de signos de interrogación. Los nodos de acción política, económica y social fueron invadidos por sentimientos extraños y la locura del SARS-coV-2 viajó veloz a la demencia de la desinformación. Si fue motivo de alegría o inconformidad el nuevo experimento futbolístico, eso es lo de menos. La pregunta que se situó en la conciencia común es ¿hay tanto financiamiento como para empalmar balompié y rescate de lo dañado por el virus?
Al menos se logró cambiar el sentido de la conversación colectiva, aunque dominó el desconcierto de por qué ahora un estadio que costó 700 millones de pesos cuando se carece de recursos públicos y privados para levantar las actividades productivas de Sinaloa. ¿No pudo esperar el tema de Monarcas Morelia al menos a que Sinaloa sepa cómo saldrá de la emergencia sanitaria que por cierto apunta a Mazatlán con más contagios y muertes?
Es cierto que el debate de si resulta o no esencial el coso futbolero pudo tener la utilidad de distraer un poco la preocupación de las familias, los trabajadores y emprendedores por el destino que les depara la pandemia, indescifrable éste frente a recuentos de daños y avances que son discrepantes entre lo federal y lo estatal, también es verdad que se induce en la discusión social un asunto que desatará pasiones y que abona al ambiente de polarización derivado de la enfermedad en curso.
El ingrediente de sospechas que se plantó ayer y difícilmente se desterrará tiene que ver con el beneficio que recibe el empresario Ricardo Salinas Pliego, el millonario villano nacional que desde su poderío económico desafío las medidas contra el Covid-19 y llamó a los mexicanos a la desobediencia generalizada. Atendido a placer por el Gobierno de Michoacán que durante años accedió a los chantajes del propietario de Grupo Salinas que pedía más dinero o amenazaba con retirar el equipo, ¿qué le ofreció Sinaloa para que mudara Monarcas a Mazatlán?
Cuando Lázaro Cárdenas Batel gobernaba en Michoacán le entregó 46 millones de pesos a Salinas Pliego para que mantuviera el equipo en ese estado, luego, siendo Mandatario Leonel Godoy Rangel denunció que era chantajeado por el también dueño de TV Azteca a que pagara más dinero, y finalmente en el sexenio en curso de Silvano Aureoles la petición-extorsión subió a 85 millones de pesos, los cuales se le pagaron en un principio y luego la suma se la bajaron a 60 millones y 40 millones de pesos, lo cual inconformó al propietario de Monarcas.
Se sabe muy poco o nada del trato que Quirino Ordaz Coppel realizó con Salinas Pliego para concretar el cambio de sede y de nombre de Monarcas. Siendo optimistas y tocando los linderos de la ingenuidad habría que esperar a que el fabuloso empresario del amloísmo haya comprado el estadio en Mazatlán y viera como negocio redondo trasladar la franquicia desde Morelia a la Perla del Pacífico.
¿Será? Se animará el inversionista consentido del Presidente Andrés Manuel López Obrador y ahora mimado por el Gobierno de Sinaloa a adquirir el flamante estadio de Mazatlán a precio neto y confiar que su negocio de fut será exitoso aun viendo la quiebra del Club Dorados, el fallido rescate del equipo de beisbol Algodoneros de Guasave y la mala experiencia de la familia Toledo con Venados de Mazatlán al tronar por las condiciones impuestas por el Alcalde Luis Guillermo Benítez Torres. Hasta el beneficio de la duda suena a candidez.
Por supuesto que al Gobernador Quirino Ordaz le corresponderá dar las explicaciones que a partir de ayer le pide la sociedad. La ausencia de un plan previo para socializar en los sinaloenses la medida de entregarle el nuevo estadio al Grupo Salinas, el secreto de qué costo e impacto tendrá esto sobre las finanzas estatales y el exponerse a denuncias y recriminaciones de los morelenses y de órganos locales de rendición de cuentas, así como la incertidumbre por lo que viene de la pandemia, podrían volver pesadilla lo que empieza como alucinante regalo para los hinchas mazatlecos.

 

Reverso

Antes de cantar el gol,
Vale recordar primero,
Que depende del portero,
Tener o no el control.

 

De mariposa a pez

Después de que por la mañana tuiteó “construimos un gran estadio en Mazatlán y hoy se confirma la llegada de un gran equipo, seguiré buscando crear polos de desarrollo en todo el estado, buscando hacer de Sinaloa un estado próspero, seguro y grandioso para vivir”, por la tarde el Gobernador Quirino Ordaz llamó a “esperar a que sea oficial, a que sea la Federación Mexicana de Futbol la que nos diga que ya es una realidad el cambio”. Ello por si acaso la afición mazatleca quiere comerse la barbacoa antes de que nazca el niño del bautizo.