Modelos de conducta

Rodolfo Díaz Fonseca
05 febrero 2020

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Los romanos utilizaban la expresión “mos maiorum” (costumbres o comportamiento de los antepasados) para relatar historias o leyendas en las que se encomiaban las virtudes o heroísmo con que actuaron los ancestros, con el propósito de inculcar en las generaciones jóvenes el deseo de imitarlos.

Uno de estos relatos -tejido tal vez con mucha fantasía- es el de Marco Atilio Régulo, general que se enfrentó a las tropas cartaginesas y fue tomado prisionero. Después de permanecer varios años en cautiverio, los cartagineses lo enviaron a Roma con un mensaje de paz y de intercambio de prisioneros, con la promesa explícita de que retornaría con la respuesta.

Régulo se presentó ante el Senado pero no comunicó la petición de paz, al contrario, incitó a continuar la guerra contra los cartagineses y no liberar a los prisioneros. Acto seguido, se aprestó a regresar a Cartago para cumplir con su promesa como hombre de honor, a pesar de las súplicas de sus familiares y demás personas que intentaron disuadirlo.

En cuanto llegó a Cartago fue recluido en una celda por un largo tiempo, después del cual fue condenado a una muerte cruel e ignominiosa. Hay diferentes versiones acerca de cuál fue el suplicio al que se le sometió. Se dice que le cortaron los párpados y lo expusieron al sol hasta que se quedó ciego. Algunos afirman que se le deslizó colina abajo encerrado en un barril con clavos filosos; otros, que lo arrojaron a las patas de un elefante enloquecido.

Sea cual fuera la forma en que lo asesinaron, lo importante es el honor y valentía con que se comportó al no romper la promesa de regresar a Cartago, a sabiendas de que toparía con una rigurosa sentencia.

¿Qué modelos de conducta propongo a las nuevas generaciones?