Modelar el alma

Rodolfo Díaz Fonseca
12 septiembre 2023

El sufrimiento padecido por una persona que permaneció atada a su cama durante mucho tiempo es, muchas veces, incomprensible. ¿Cómo soportar esa larga postración? ¿Cómo encontrar sentido y finalidad al dolor que se experimenta? ¿No se pedirá, en algún momento, terminar de una vez con ese suplicio?

Físicamente, sin duda, se experimenta ese cansancio que parece no tener término. Sin embargo, interiormente se enciende una llama de espiritualidad que, aunque lacera y quema, ilumina el oscuro sendero y permite el ascenso a una equilibrada meseta de catarsis y purificación, que paulatinamente modela el alma.

Esa oportunidad es una merced que se concede también a sus familiares y amigos, quienes soportan silenciosamente el agobiante peso de la enfermedad que postró a su ser querido. Ante ese dolor no hay mejor antídoto que el recogimiento y el silencio.

Hemos dicho merced y este vocablo puede parecer una aberración. ¿Cómo va a ser merced para una persona soportar el calvario de estar atada a la cama? La palabra merced significa gracia, don, concesión, pago, recompensa, misericordia.

A la tía Mercedes Castro Pérez se le concedió suficiente tiempo para hacer una recapitulación de su vida, en medio de las profundas cicatrices y estelas del sufrimiento y dolor. Su horizonte vital se extendió durante 83 años y gozó del amor de su esposo, Rigoberto Félix Tamayo, y de sus hijos, Rigoberto, Ricardo, Renato, Rosina, Rocío y todos sus nietos.

Su alcoba se convirtió en el santuario interior donde encontraba a Dios, ya que no podía desplazarse libremente. Era una forma de recogerse y reencontrarse consigo misma. Era el espacio íntimo, privado y personal donde podía desnudar los pliegues de su espíritu. Ahí exhaló su último aliento y modeló su alma. ¡Descanse en paz!

¿Aprovecho el dolor para modelar mi alma?