Misoginia y feminismo en prosa y verso

Carta del Lector
28 febrero 2020

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Sr. Director

A pesar de los avances indiscutibles que se ha alcanzado en el desarrollo de la ciencia y tecnología, estos por lo general han quedado completamente rezagados con respecto a la evolución social y su comportamiento moral, reflejándose en los aumentos desproporcionados de los índices de violencia y las profundas desigualdades económicas y culturales entre la población mexicana. Una de las manifestaciones de estos desequilibrios negativos es el acoso, discriminación y violencia que frecuentemente sufren mujeres de todas las edades y estratos económicos, sobre todo los más pobres. Con el propósito de rastrear los orígenes de la misoginia en México, enfocaremos a continuación la atención hacia el lenguaje que se expandió y brillo internacionalmente durante el llamado Siglo de Oro, aglutinando nuestra incipiente nacionalidad.
El Siglo de Oro Español es un periodo histórico en el que florecieron el arte y las letras castellanas, y que coincidió con el auge político y militar del Imperio español. Inicia a fines del siglo XV, en épocas del descubrimiento de América, y su periodo de culminación va más o menos de 1580 a 1660. Son los años de Cervantes, Góngora, Lope de Vega, Quevedo, alcanzando hasta nuestra genial Juana de Asbaje. En el panorama europeo hay cumbres, como Montaigne y Shakespeare, pero de acuerdo al especialista de El Siglo de Oro, Antonio Alatorre: “si se atiende a la totalidad el campo de las letras, no es exagerado decir que en esos años son los territorios de habla española los que dentro de la cultura occidental llevan la voz cantante. En ninguna otra zona hay tanta creatividad, tanta vida, tanta búsqueda de nuevas rutas, y tal número de producciones excelentes. La hegemonía política de hacia 1530 se ha transformado, un siglo después, en una especie de hegemonía literaria”.
Dicen que en un principio fue el verbo, el logos, la palabra. Si nos remontamos a la época de la consolidación del castellano moderno, nuestra lengua, allá por los mediados del siglo XV, encontramos esta perla misógina publicada por Alfonso Martínez de Toledo, arcipreste de Talavera: “Por quanto las mugeres que malas son, viciosas e desonestas o infamadas, non pueden ser de ellas escrito ni dicho la mitad de lo que dezir podría, e por quanto la verdad dezir non es pecado, mas virtud, por ende digo primeramente que las mugeres comúnmente por la mayor parte de avaricia son dotadas”. Así comienza el mañoso arcipreste de Talavera uno de los capítulos de su libro “los vicios de las malas mugeres y complexiones de los hombres” usando la prosa culta del siglo XV que muestra una fuerte afición a la duplicación, al paralelismo, a la sonoridad, a la elocuencia; todo esto, solo para afirmar algo muy simple, que por regla general, las mujeres son malas, y en primer lugar avaras.
Cien años después, en pleno Siglo de Oro, el insigne Francisco de Quevedo, paladín de la misoginia literaria nos receta este soneto como homenaje a la edad de las mujeres:

De quince a veinte es niña; buena moza
de veinte a veinticinco, y por la cuenta
gentil mujer de veinticinco a treinta.
¡Dichoso aquel que en tal edad la goza!

De treinta a treinta y cinco no alboroza;
más puédese comer con sal pimienta;
pero de treinta y cinco hasta cuarenta
anda en víspera ya de una coraza.

A los cuarenta y cinco es bachillera,
ganguea, pide y juega del vocablo;
y cumplidos los cincuenta, da en santera,

A los cincuenta y cinco echa el retablo.
Niña, moza, mujer, vieja, hechicera,
bruja y santera, se la llevó el diablo.

Después de la muerte de Quevedo……la luz irrumpe con pasos de leopardo…..pues nace en el Virreinato de la Nueva España, Juana de Asbaje, nuestra supermonja mexicana conocida como Sor Juana Inés de la Cruz, quien según Amado Nervo, “amaba con toda su alma a México y fue la luz y la poesía de la época colonial; hizo que el nombre de la Nueva España, sonase con coro de elogios en la Corte de los Austrias y única en su género por la excelencia del pensamiento en una época y un país en que éste no solía ser flor femenina, merece culto de admiración de todas las almas”.
En el poema Hombres necios que acusáis, Sor Juana expone los temas de la desigualdad y la injusticia de los cuales es víctima la mujer a través del machismo y la discriminación femenina. El poema está compuesto por 16 estrofas, cada una con cuatro versos de ocho sílabas y, una rima asonante ABBA. Se muestran a continuación las tres primeras estrofas:

Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:

si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿porqué queréis que obren bien
si la incitáis al mal?

Combatís su resistencia,
y luego con gravedad
decís que fue liviandad
por lo que hizo la diligencia


Ramón Peraza Vizcarra
Oceanólogo y Maestro en Ciencias del Mar