Mexicanos contra mexicanos
Ya se trató en esta columna el drama de los sinaloenses atacando y asesinando a otros sinaloenses, o bien secuestrándolos, desapareciéndolos, extorsionándolos o afectando sus bienes, todo en casi total impunidad, pues las autoridades han sido rebasadas y superadas por los actos violentos, estrategia, movilidad y en armamento, además de que la política del anterior Presidente de “abrazos no balazos”, propició “la metástasis” de este cáncer que creció y afectó las familias, las ciudades, pueblos y rancherías.
Este problema, muy grave en Sinaloa, está presente en casi todo el País, por lo que se puede afirmar que los mexicanos están atacando y asesinando a otros mexicanos con verdadera saña, disparando a mansalva contra grupos de personas en forma indiscriminada, masacrando a hombres y mujeres, niños y adultos.
Sinaloa ya tiene más de dos meses con este problema de violencia, pero lo mismo ha pasado en otros estados como Veracruz, Morelos, Michoacán, Zacatecas, Chiapas, etc., que están o han estado en crisis de seguridad y en todos ellos las autoridades poco han podido hacer.
Ante el fracaso de la política de “consentir” a las bandas y cárteles, esta nueva administración “ha permitido” que el Ejército y la Guardia Nacional se defiendan con las armas y finalmente están atacando las “rutas del dinero, de las drogas, de las armas y de los jefes de carteles”, lo que claramente indica que se terminó cualquier “pacto o acuerdo” entre delincuentes y autoridades. Esto se comprueba con el decomiso de 1.5 toneladas de fentanilo, con valor de 400 millones de dólares, todo un récord; además, la prensa informa que en los dos primeros meses de este gobierno se han detenido a 100 delincuentes y se han abatido a 46 de ellos; se acabó la sospechosa protección a “El Mayo” Zambada y esta semana la Presidenta Sheinbaum está urgiendo a los gobernadores a que también hagan su parte en seguridad y, por fin, detienen a siete mandos de autoridad y a una Alcaldesa en Estado de México.
La delincuencia organizada ha estado poniendo “a prueba” a este nuevo gobierno con diversos actos de violencia:
- Van 4 mil 527 muertos registrados en los dos meses de gobierno.
- El 2 de diciembre se reportan ocho cadáveres en Veracruz, nueve muertos en Guanajuato y nueve más en Morelos.
- El 30 de noviembre desaparecen siete personas en Chiapas.
- El 26 de noviembre masacre en Tabasco: siete muertos y 10 heridos en una boda.
- El 11 de noviembre, 11 muertos y 13 heridos en un bar en Querétaro.
- El 8 de noviembre fue un día negro pues asesinaron al Contraalmirante Fernando Guerrero en Manzanillo, Colima, y se registró una masacre con cinco muertos en un restaurante en Oaxaca.
- El 7 de noviembre otra masacre con 11 cadáveres en Chilpancingo, Guerrero y
- El 5 de noviembre la prensa informa que fueron asesinados siete miembros de una misma familia en Acapulco, Guerrero, etc.
Son pues violencia de mexicanos contra mexicanos.
Lo anterior es sólo una muestra de que se ha estado saliendo de control la violencia en México, o bien, como ya se planteó, se “está calando” a las nuevas autoridades, “a ver cómo van a reaccionar”.
En noviembre las autoridades detuvieron a “El Kiko”, operador de “Los Chapitos” en Sonora, aunque en esto de los delincuentes encarcelados, habría que reforzar el saturado sistema penitenciario, pues los delincuentes presos se saben “manejar” muy bien desde la cárcel, ya que siguen operando con mejor seguridad para ellos y, además, controlan al penal en que están recluidos. Urge se aclare en la ley y ante las comisiones de derechos humanos que los delincuentes presos pierden algunos de sus derechos, además de la libertad, entre otros, el contar con sus celulares, televisores y consumo de drogas, de lo contrario la cárcel es para ellos “como un hotel, con comida, recámara y ‘lujos’, todo ‘gratis’; estar en la cárcel es para los delincuentes ‘unas vacaciones’”.
Este somero resumen de actos delictivos debe haber suscitado en la Presidenta la necesidad de enfrentar a la delincuencia organizada con la fuerza del Estado, sólo faltaría un programa de actos de gobierno positivos como es la educación, la salud, los empleos, los apoyos, los servicios públicos y la seguridad de familias y hogares.
Todo lo anterior se ve ahora más urgente ante las amenazas y bravatas del próximo presidente de Estados Unidos, que es capaz de denunciar el Tratado de Libre Comercio, aplicando aranceles y hasta enviar agentes encubiertos a actuar en México al margen de la ley.