Mentiras infinitas
La ciencia detrás de nuestros engaños... Mentir para inflar la imagen (LUPA 1425 de Juan Ignacio González Íñigo).
La honestidad puede ser la mejor política, pero la maquinación y la deshonestidad forman parte de lo que nos hace humanos. En México nos pintamos solos para mentir y ocultar la verdad, nos encanta hablar y hablar. Tenemos muchos enfermos de poder y de tener, --poder y tener más y más--, enfermos de tener más para ser menos, de mentir y mentir para ser ‘alguien’, para adorar al becerro de oro.
1. En el otoño de 1989, la prestigiosa universidad de Princeton en New Jersey, cerca de Manhattan, acogió en su clase de primer año a un joven llamado Alexi Santana, cuya historia de vida el comité de admisiones había encontrado extraordinariamente convincente. Apenas había recibido educación formal. Había pasado su adolescencia casi por completo por su cuenta, viviendo al aire libre en Utah, donde había pastoreado ganado, criado ovejas y leído tratados de filosofía. Corriendo en el desierto de Mojave, se había entrenado para ser un corredor de distancia.
2. Santana se convirtió rápidamente en una estrella del campus. En el plano académico también le fue bien, sacando sobresalientes en casi todas las asignaturas. Su carácter reservado y sus antecedentes inusuales le conferían un atractivo enigmático. Cuando un compañero de suite le preguntó a Santana por qué su cama parecía estar siempre perfectamente hecha, respondió que dormía en el suelo. Parecía perfectamente lógico que alguien que había pasado gran parte de su vida durmiendo a la intemperie no tuviera afición por una cama.
3. Excepto que la historia de Santana era una mentira. Unos 18 meses después de matricularse, una mujer le reconoció como alguien a quien había conocido como Jay Huntsman en el instituto de Palo Alto (California) seis años antes. Pero ni siquiera ese era su verdadero nombre. Los funcionarios de Princeton acabaron por enterarse de que en realidad era James Hogue, un joven de 31 años que había cumplido una condena en prisión en Utah por posesión de herramientas y piezas de bicicleta robadas. Se lo llevaron esposado de Princeton. Desde entonces, Hogue ha sido detenido varias veces por cargos de robo. En noviembre, cuando fue detenido por robar en Aspen (Colorado), intentó hacerse pasar por otra persona.
4. La historia de la humanidad está plagada de astutos y avezados mentirosos como Hogue. Muchos son delincuentes que inventan mentiras y tejen engaños para obtener recompensas injustas, como hizo el financiero Bernie Madoff durante años, engañando a los inversores con miles de millones de dólares hasta que su esquema Ponzi se derrumbó en la crisis financiera de 2008-2009. Algunos son políticos que mienten para llegar al poder o aferrarse a él, como hizo Richard Nixon cuando negó su participación en el escándalo Watergate.
5. A veces, la gente miente para inflar su imagen, la gente miente para encubrir un mal comportamiento, como hizo el nadador estadounidense Ryan Lochte durante los Juegos Olímpicos de verano de 2016 al afirmar que le habían robado a punta de pistola en una gasolinera cuando, en realidad, él y sus compañeros de equipo, ebrios después de una fiesta, se habían enfrentado a guardias de seguridad armados tras dañar la propiedad. Incluso la ciencia académica --un mundo habitado en gran medida por personas dedicadas a la búsqueda de la verdad-- ha demostrado contener una galería de pícaros, como el físico Jan Hendrik Schön, cuyos supuestos avances en la investigación de semiconductores moleculares resultaron ser fraudulentos.