Memento Mori, Tempus Fugit y Carpe Diem (2)

Guillermo Fárber
26 octubre 2022

Estoy seguro de que ni tú ni yo nos cambiaríamos por el billonario más viejo del mundo. Tiene 90 largos años, pero aunque únicamente tuviese 20 años más que tú estoy convencido de que no lo harías (salvo un caso de pobreza extrema).

Imagínate que compras una lámpara por Amazon y se te aparece un genio. Te concede el siguiente trato: Envejecer 30 años a cambio de mil euros.

Es decir, si tienes 30, te plantas en 60 años. El mundo sigue girando mientras tanto. Ya no verás crecer a tus hijos, estarás muy limitado físicamente para hacer las actividades que te gustaban cuando eras joven, etcétera. Pero tendrás mil euros más.

Lógicamente, mandas al genio a la lámpara e incluso empiezas a tramitar la devolución del producto. Pero es un genio insistente y sigue queriendo hacer un trato aunque con mejores condiciones para ti. Ahora baja 10 años y sube la cuantía a 10 mil euros. Nada, tampoco aceptas. Pero el genio insiste, haciendo cada vez tratos más favorables para ti, menos tiempo por más dinero. ¿Dónde estaría TU límite?

Ahí es dónde quería llegar. Todos le ponemos un precio a nuestro tiempo. ¿Acaso no aceptarías un millón de euros por un día de tu vida?

Cada cual valora el tiempo que nos queda de vida a su medida. Pero estoy seguro de que si se te aparece el genio, venderías un año de tu vida muy caro. Tienes el Memento Mori, Tempus Fugit y Carpe Diem dentro. Pero muchas veces no sale hasta que no te hacen las preguntas adecuadas.

Yo cuando lo pensé me quedé reflexionando un buen rato. Realmente creo que no vendería un año de mi vida por ninguna cantidad.

Sé que con una cantidad grande de dinero podría tener la vida resuelta, no tener que trabajar más en mi vida. Pero es que en un año de mi vida puedo vivir experiencias increíbles que el dinero no puede comprar.

Hay teorías que dicen que el envejecimiento es una enfermedad terminal. De larga duración añadiría yo, pues dura toda una vida. Memento Mori en estado puro.

Verlo así quizás te hace afrontar la vida de otra manera. Te hace ser plenamente consciente de que vas a morir, como si de un paciente terminal se tratase que tiene a la muerte muy presente.

Cuando tomas consciencia de ello, dejar para más tarde experiencias increíbles no suena tan bien. Querrás vivir el momento, Carpe Diem.

Me recuerda a una cita de la serie «Cómo conocí a vuestra madre». La novia de Ted se va a Alemania y van a romper, pero aún les queda un día libre juntos antes de que se vaya. Ted está lamentándolo cuando Marshall le dice: «Si supieras que tu pierna va a ser cortada al día siguiente, ¿te sentarías en el sofá a llorar? ¿O te pondrías a correr y dar volteretas?».

Seguramente, una gran cantidad de experiencias que quieres hacer, necesitan que seas joven para ello. Si quieres tirarte en paracaídas, por ejemplo, es más improbable que lo hagas con 60 años que cuando tienes 30. No dejes que pase el tiempo y que sea demasiado tarde para nada, recuerda que Tempus Fugit.

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