Meditar y concentrarse
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@rodolfodiazf
Concentrarse es encontrarse y unificarse. Cuando alguien nos propone una adivinanza o pregunta complicada pide que nos concentremos para poder ofrecer la respuesta o solución pertinente. Pero, no deberíamos meditar o concentrarnos solamente en esas ocasiones, pues es necesario disponer de momentos de calma y lucidez para reflexionar sobre nosotros mismos.
En tiempos normales nos dejamos llevar por el vértigo, la prisa y aceleración de la vida cotidiana; corremos y corremos, pero es difícil llegar a donde queremos y conseguir las metas deseadas. Hoy, en espera de los tiempos de la “nueva normalidad”, tampoco nos damos espacio para meditar y concentrarnos.
Es cierto que permanecemos más tiempo en casa, pero los quehaceres y tareas hogareñas se multiplican porque percibimos más detalles que requieren de atención y reparación. Por otra parte, dejamos que divague la mente en miedos, tensiones, preocupaciones y angustias respecto de la actual pandemia.
No obstante, es preciso encontrar nuestro centro y evitar la estéril fuga de energía, como recomendó Lawrence LeShan, quien es experto en las implicaciones éticas y psicológicas de la meditación. En su libro “Cómo meditar” citó un cuento hasídico sobre la visita de un gran rabino a una pequeña ciudad de Rusia.
Ante tal acontecimiento, los habitantes comenzaron a pensar cuáles deberían ser las profundas preguntas que plantearan al sabio. Al arribar el rabino percibió la tensión y comenzó a tararear una melodía, y pronto todos tararearon con él. Después, comenzó a cantar y también lo imitaron. Entonces, acopló el canto con el ritmo de su cuerpo y todos danzaron.
Así continuaron danzando durante mucho tiempo, hasta que el rabino fue disminuyendo gradualmente su ritmo hasta que se detuvo por completo. Entonces, les dijo: “Confío haber respondido a todas sus preguntas”.
¿Medito y me concentro? ¿Divago en absurdos pensamientos?