Máscaras… ‘la mejor defensa’
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Muy emocionado, pero también muy inquieto, me dejó la cascada de mensajes privados ante la columna “Heridas emocionales” de la semana pasada. Las tres inquietudes con mayor mención fueron:
¿Cómo sé si mi hijo experimenta heridas emocionales?
¿Cómo no sentirme culpable si yo las provoqué?
¿Cómo perdonar al responsable de mis sufrimientos?
Observarán que todas son preguntas muy poderosas, mi intento para dar respuesta puede requerir de varias columnas y más de una serie de mis programas virtuales. Por esta razón he decidido continuar con el prediagnóstico, abordando un tema que para mí ha sido muy importante en el deseo de cuidar mis propias heridas, o al menos cuidar que no se infecten.
Para hacerlo de la mejor forma me apoyaré en dos libros que claves en mi proceso de aprendedor: “Las cinco heridas que impiden ser uno mismo”, de Lise Bourbeau, y “Permiso para sentir”, de Marc Brackett.
En la columna anterior comentaba que una persona que nunca agradece y siempre está quejándose de todo (en un rol muy claro de víctima), seguramente tiene heridas emocionales que debe reconocer e iniciar un plan de intervención para cambiar su enfoque.
Colocaré un ejemplo de los más frecuentes que presentan los coachee cuando llegan a solicitar apoyo, cimentado en una experiencia donde se sintieron traicionados, lo que provoca una reacción de no confiar y alejamiento paulatino. La interpretan como una traición y la mayoría de las veces sienten que los demás faltaron a una promesa. En una de mis últimas intervenciones se presentó la persona con una situación llena de sentimientos de aislamiento y desconfianza, que por momentos se manifestaban hasta con envidia y un alto nivel de resentimiento debido a esa sensación de no sentirse “merecedor” de lo prometido, impactando hasta sentir que merece menos de lo que otras personas tienen. Se dio la necesidad de indagar en el pasado hasta que el coachee se dio cuenta que, cuando los papás se divorciaron, una de las partes no cumplió las promesas del acuerdo.
¿Qué máscara se colocó mi coachee?: una tremenda actitud de sentir que merece todo, de no agradecer porque es una obligación de esa persona que falló, un “valemadrismo” en sus propias obligaciones y responsabilidades, todo esto como una defensa a su baja autoestima. Si tú observas a esta persona, por fuera te engaña con su seguridad cercana a la arrogancia, pero en dos minutos se desploma esta imagen para convertirse en una víctima de las circunstancias, a la que todos quieren hacer daño y ella solo se defiende. ¿Ustedes creen que es una actitud sana?
Contrasta este ejemplo con el de una persona mayor de edad que ha tomado la máscara de la perfección en todos los dominios de su vida. ¿Qué protege esa actitud perfeccionista? Algunos de los autores coinciden en que encubre algo denominado “herida de la injusticia”, que tiene sus bases cuando en la familia de origen (y más los padres) son fríos y rígidos, enfrenta una educación muy autoritaria y poco respetuosa del sentir de los hijos. Esta sentida exigencia provoca altos sentimientos de ineficacia, inutilidad y de víctimas del poder. Con el paso de los años la persona que experimentó estas circunstancias, se ve en la necesidad de controlar todo; son incapaces de negociar porque no hay competencias ni herramientas para mantener diálogos productivos donde existen opiniones diferentes a su punto de vista. Sus comportamientos llevan la intención de ganar poder e importancia, aún a costa de su propia dignidad.
Las máscaras conllevan emociones, las cuales recordemos que nos adaptan o desadaptan, de ahí la importancia y la invitación a que nos acompañes en el Primer Congreso Digital Internacional de Inteligencia Emocional, desde España, con ponentes que nos permitirán comprender y reconocer la función del mundo emocional en nuestra vida. Será este miércoles 27 de enero a las 9:00 de la mañana tiempo de Mazatlán. Solo tienes que registrarte en www.asnie.org y disfrutar de un día de aprendizajes para la vida.
Con ustedes, mis seguidores, siempre comparto la importancia de estar continuamente preparándonos para caminar juntos y relacionarnos de la forma más sana posible.
Nos seguimos en mi página @LicOscarGarciaCoach.