Más allá del arcoiris: carnaval y protesta
La Marcha del Orgullo LGBTQ+ en la Ciudad de México es un evento que combina la celebración festiva con la reivindicación política. Desde su primera edición en 1979, coincidiendo con el aniversario de los disturbios de Stonewall en Estados Unidos, la marcha ha evolucionado, reflejando tanto los logros como los desafíos de la comunidad LGBTQ+ en México.
En sus inicios, la marcha tenía un fuerte carácter político, protestando contra la represión social y policial. Sin embargo, con el paso de los años ha adquirido un tono más festivo sin perder su esencia reivindicativa. Esta evolución ha generado debates sobre si la marcha ha desvirtuado su propósito original. ¿Se ha perdido la esencia política en favor de la celebración? Este es el punto de partida para entender la complejidad y la singularidad de la Marcha del Orgullo.
Uno de los principales puntos de debate es la creciente participación de marcas y empresas en la marcha. Estas organizaciones, a menudo a través de patrocinios y campañas publicitarias, se han sumado a la celebración del Orgullo LGBTQ+. Sin embargo, algunas voces críticas argumentan que esta participación ha llevado a una comercialización y “despolitización” del evento, tal es el caso de Bloque Disidente, que denuncia la “falta de horizontalidad, la corrupción, el influyentismo y el oportunismo”, en el proceso de la organización de la marcha.
Otro caso es el de grandes marcas que, durante el mes del Orgullo, cambian sus logotipos a los colores del arcoiris, pero no muestran un compromiso real con la diversidad y los derechos LGBTQ+ durante el resto del año.
Una crítica frecuente es el énfasis en la fiesta y el espectáculo. La inclusión de música, bailes, carros alegóricos y disfraces coloridos ha hecho que la marcha sea más atractiva y accesible para una audiencia más amplia. Sin embargo, algunos consideran que esto ha desviado la atención de las demandas políticas originales. Figuras como el activista Antonio Medina ha expresado su preocupación sobre la falta de cultura de respeto hacia los derechos LGBTQ+.
La diversidad de participantes es otro factor por considerar. La marcha ha logrado convocar a un público cada vez más amplio y diverso, incluyendo a personas que no necesariamente tienen un compromiso político con la causa LGBTQ+, sino que asisten más por la fiesta y el ambiente festivo. Esto ha llevado a la percepción de que la marcha se ha “domesticado” y ha perdido parte de su carácter de protesta radical.
En LEXIA ayudamos a grandes marcas a comprender el sentido de estos movimientos desde una perspectiva social, psicológica, cultural y política. Hemos identificado desafíos significativos en la comunicación y publicidad, tales como la falta de representación adecuada, la perpetuación de estereotipos y la discriminación. La representación de la diversidad cultural y lingüística sigue siendo limitada, lo que plantea un reto importante para las marcas que desean conectar auténticamente con la comunidad LGBTQ+.
Un reciente estudio reveló que sólo un pequeño porcentaje de anuncios publicitarios incluye representación LGBTQ+ y aún menos logran hacerlo de manera auténtica y respetuosa. En cuanto a las estrategias y medios utilizados, las campañas inclusivas LGBTQ+, “solo 34 por ciento utilizó medios específicamente dirigidos a la comunidad LGBTQ+ en su mix publicitario”. Esta es un área en la que continuamos trabajando para fomentar una representación más inclusiva y precisa en los medios.
La marcha del Orgullo LGBTQ+ 2024 se llevó a cabo bajo el lema “Ante un Estado opresor y la sociedad indiferente, ¡exigimos vivir dignamente!”. La concentración comenzó a las 10:00 am en el Ángel de la Independencia y recorrió las calles hasta llegar al Zócalo capitalino. Este evento no sólo celebró la diversidad y la inclusión, sino que también sirvió como un recordatorio de que la lucha por los derechos y la igualdad continúa.
La Marcha del Orgullo sigue siendo una manifestación única que combina celebración y reivindicación. Es crucial mantener este equilibrio para asegurar que, mientras celebramos los avances logrados, no perdamos de vista las luchas pendientes. Al final, la verdadera esencia de la marcha radica en su capacidad para ser, simultáneamente, una fiesta de colores y una protesta poderosa contra la injusticia y la discriminación.
* El autor David Rodríguez es licenciado en negocios internacionales, nadador. Actualmente funge como investigador cualitativo en LEXIA. Instagram: @davidnski.
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