Mario Zamora, ¿candidato de quién?
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alexsicairos@hotmail.com
Una nominación al estilo del viejo PRI
Los partidos no aprenden a explicarles a sus militantes cuáles son las valoraciones que sustentan decisiones tan importantes como las designaciones de candidatos a Gobernador, dejando a las bases perplejas como si éstas estuvieran obligadas a ceñirse a ciegas a lo que las cúpulas deciden. Y el método priista para ungir en Sinaloa a Mario Zamora Gastélum a pesar de lo desconcertante que fue también cayó en la arrogancia de la orden dictada arriba para que las masas, abajo, la obedezcan sin hacer gestos.
Tal vez por eso el procedimiento registro de Mario Zamora se centró más en resaltar la figura de Jesús Valdés Palazuelos, el dirigente del PRI cuyo sacrificio de la aspiración personal fue tema de todos los discursos, pasando a último término la referencia de la trayectoria, capacidades y propuestas del que era investido como precandidato a Gobernador. Paradójicamente, el pretenso que no fue recibió más encomios que el que sí resultó ser.
Los aplausos eran para Jesús Valdés, también las cartulinas con leyendas de apoyo y el reconocimiento de Miguel Ángel Osorio Chong y del mismo Mario Zamora. Una especie de sonrojo generalizado por la pena de haber tenido que desplazar a uno (las razones tal vez algún día se conozcan) para entronizar al que en cuestión de horas fue posicionado como el mejor perfil por arte y magia de la política inexplicada.
Aunque del PRI se esperaba un procedimiento distinto, sobre todo desarrollado frente los ojos de la militancia, el jueves 21 de enero los órganos internos se cubrieron de opacidad y dos o tres personas, entre éstas Alejandro Moreno, dirigente nacional priista y nadie sabe si también el Gobernador Quirino Ordaz Coppel, hicieron que por la noche emanara el nombre del mochiteco Zamora dando por consumado lo que al día siguiente se formalizaría.
La súbita candidatura de Mario Zamora debió socializarse con mucho tiempo antes en vez de incluirla en un secreto de Estado que alentó la expectativa del gran pretenso que al conocerse el nombre sacudiría las estructuras estatales del poder. Al operarla con tal exceso de confianza como si el PRI estuviera en la época de partido fuerte, casi único, en la época donde la Cuarta Transformación era apenas un embrionario movimiento de izquierda, quedan tantas preguntas por responder e innumerables conjeturas por emerger entre éstas una que cobra fuerza: un perfil priista débil que no le haga sombra a la figura de Rocha Moya.
Es que el PRI Sinaloa deja tantas dudas en el aire que adquieren las formas caprichosas de la especulación. Si en el Movimiento Regeneración Nacional inventaron la encuesta para investir a Rubén Rocha Moya como candidato a Gobernador de Sinaloa y ello desvirtuó lo que pudo ser un gran “destape”, en el PRI todo se decidió en un cónclave que pasó por alto la densa convocatoria de mil considerandos y decenas de requisitos a cumplir, para que todo se convirtiera en letra muerta sobre la cual transitó la imposición prosaica, rupestre y burlesca.
Ahora la talacha reconstructiva será colosal. La candidatura tendrá que retocarse y prestigiarla con lo que Mario Zamora haga, la gente de la que se rodee, las adhesiones que reciba de sectores que son decisivos para montar victorias electorales y la confianza que inspire a través de actitudes y oratorias nuevas sin rasgos de aquellas poses y retórica que le hagan recordar a los electores las traiciones y agravios de la vieja clase priista hoy aborrecida. Tiene que sobreponerse del óxido que el viernes corrió a raudales en la sede estatal del PRI, para enseñar el semblante fresco y franco que los sufragantes buscan.
Ventaja o inconveniente, la candidatura de Mario Zamora no tiene hasta hoy un padrinazgo definido pues ninguno se ha atribuido su consumación. ¿Es la definición que quería Quirino Ordaz Coppel? ¿Es el hombre que las bases priistas avalaron? ¿Es el resultado del pronunciamiento de los sectores popular, campesino y obrero? ¿Es el personaje con el que el dirigente nacional del PRI vio la posibilidad de ganar la Gubernatura de Sinaloa? ¿Se le pidió opinión al sector empresarial que dígase lo que se diga es clave para el desarrollo estatal? ¿En el cálculo político se decidió que es el único que puede derrotar al popular candidato de Morena, Rubén Rocha Moya?
Y sí. Es importante reconocerle a Jesús Valdés el temple que exhibió a las pocas horas de que él no resultó designado. Pero desde su condición del ex candidato deseable para los priistas tendrá que realizar la labor de hacer mancuerna con Mario Zamora, siempre y cuando éste entienda la valía de hacerse acompañar por el único que puede vincularlo con las bases del PRI de nuevo ninguneadas y dolidas.
Reverso
A ver si no resulta Zamora,
Como tantos que al llegar,
Se comienzan a preguntar
¿Y qué fregados hago ahora?
La piñata de las alcaldías
Las candidaturas a las 18 alcaldías de Sinaloa tendrán el efecto palanca para fortalecer o debilitar la campaña por la Gubernatura que realice la Alianza Va por Sinaloa. Si las postulaciones a las presidencias municipales se reparten como la barbacoa en cualquier fiesta de pueblo entonces el resultado será en la misma proporción de satisfacer hambres de poder sin esperar que desde los beneficiados se estructuren triunfos electorales. Ante de entregar las cuotas políticas debe existir una exhaustiva valoración que garantice que quienes las reciban puedan generar confianza y recibir el voto de los electores. Los partidos de la coalición deben dejar de decir cuántas posiciones les tocan y ponerse a pensar en cuántas pueden ganar. ¿Dónde están las figuras del PAN y PRD arrolladoramente populares y con los medios disponibles para entrar a la elección más competida de la historia moderna?