Marcha

Lorenzo Q. Terán
11 febrero 2020

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lqteran@yahoo.com.mx

 

Ciertamente en política nunca hay que echar las campanas a vuelo porque, cambiante como es la realidad, surgen a menudo problemas ciertos, sobre todo cuando se tocan intereses de poderes fácticos, que requieren tratarse con la mayor responsabilidad posible. Ahora el País ha iniciado un cambio para salir a flote de la debacle en la que fue hundido por décadas de malos manejos de la cosa pública. Frente a esta nueva realidad, amplios sectores sociales tienen fincadas esperanzas en reconstruir el País, devolverle su grandeza, los indicadores son optimistas en este aspecto.

En el tramo recorrido por el sexenio actual se percibe que los megaproyectos marchan con rumbo firme a su consolidación. Los resultados buscados son ambiciosos y sin duda vendrán a apuntalar la economía, trayendo beneficios a los núcleos sociales más atrasados, repercutiendo esto en reducir la franja de la desigualdad existente, dándose un salto cuantitativo importante en bien de los olvidados de siempre; hoy, con los cambios que se vienen impulsando, se busca incidir directamente en ese sector de la población más vulnerable.

La línea marcada apunta a una economía más incluyente, que termine con el modelo neoliberal, seguida al pie de la letra por el régimen anterior, que marginó a amplísimos sectores y dejó en el abandono a amplios sectores de productores. Una fábrica millonaria de pobres fue ese triste modelo basado en las privatizaciones y el empobrecimiento de la población en general.

Hoy podemos decir que se nota un cambio en favor de las capas marginadas de la sociedad, poco a poco se encamina a una vida mejor en muchos sentidos, lo sienten en su vida diaria los ciudadanos, para el fin de año el camino emprendido va a ser más reconocible.

Nada detendrá la marcha que se ha emprendido, la ciudadanía está consientes del terreno por donde se camina, sembrado de múltiples obstáculos eso sí, sobre todo por parte de quienes ven perdidos sus privilegios de clase, enriquecidos con el trabajo a destajo, o a la sombra de la corrupción pública. Se tiene certeza de vencer esos obstáculos con la fuerza de la razón, porque lo que se busca es el bienestar de la sociedad en general y de los grupos más vulnerables con rezagos intolerables en aspectos sensibles de su existencia.

Los intereses que se oponen al cambio democrático pretenden no permitir que las cosas marchen en un sentido progresista, ellos quieren un mundo donde sus intereses sean predominantes, donde se permanezca en el atraso, en la inmovilidad; pero, a estas alturas, es imposible detener el cambio en el país, los núcleos sociales no pueden permanecer inamovibles, el cambio es una necesidad imperativa.

Cuando el pueblo decide el cambio no hay fuerza capaz de detenerlo, es como un río desbordado que busca su cauce a como dé lugar, así los cambios en la sociedad, cuando se producen con el empuje del pueblo, tiene amplios efectos sociales, el pueblo es su motor y los hace suyos, porque brotan de las entrañas de la sociedad, con una potencia que lo permea todo.

En este nuevo tiempo mexicano, no queda más recurso que sumarse a los cambios cuando se trata de darle vigencia al mejoramiento social. Porque al mexicano por largo tiempo se le negó ese derecho a construir un mundo más justo, pero esa es la meta de todas las sociedades del mundo: alcanzar su bienestar con justicia, como toda sociedad moderna y civilizada. La conquista de un desarrollo sustentable lo vemos en las sociedades que, al igual que la nuestra, aspiran a conquistar cada vez mayor libertad y bienestar, esa es la lucha de los pueblos que aspiran a la realización aquí y ahora de esos dos pilares de la convivencia humana.

En este País, durante muchos años, se escamoteó a la inmensa mayoría de ciudadanos los satisfactores que les permitiera disfrutar la vida a plenitud; sobre todo, a los estratos sociales más débiles que conforman la sociedad. Hoy se busca saldar esa deuda no sólo económica sino moral.

En el País, la ciudadanía ha entendido que su destino lo marca la decisión libre y soberana de sus habitantes, son ellos los únicos capaces de marcar el rumbo de la Nación, y ahora lo están haciendo de acuerdo con sus intereses.