Madres guerreras, no amas de casa

Alberto Kousuke De la Herrán Arita
09 mayo 2020

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alberto.kousuke@uas.edu.mx


La reputación que tienen las mujeres del pasado como seres dedicados a la recolección/cuidado de los hijos y que dejaban el arte de la guerra a los hombres está teniendo un cambio de paradigma.

Sitios de excavación localizados en California y Mongolia revelaron que las mujeres también le entraban a los guamazos. Los dos equipos de arqueólogos tenían planeado presentar sus hallazgos en la reunión anual de la Asociación Americana de Antropólogos el 17 de abril, pero la conferencia se canceló por el coronavirus.

Estos analizaron los esqueletos de 128 mujeres que presentaban daños por flechas y objetos punzocortantes, los cuales coincidieron con los daños encontrados en 289 esqueletos masculinos.

Los investigadores concluyen que las sociedades antiguas se caracterizaban por los roles «convencionales» de género, pero en realidad no eran tan rígidos como Hollywood o la televisión lo presentan. Asimismo, afirman que la visión tradicional (antropológica) del «hombre cazador y mujer recolectora» es incorrecta y reduccionista.

Estos hallazgos son similares a una investigación del 2014 en la cual se generó una base de datos de esqueletos de distintos sitios arqueológicos (shorturl.at/iny25). En dicho estudio determinaron que el 10.7 por ciento de los hombres y el 4.5 por ciento de las mujeres de la base de datos presentaba daños por objetos punzocortantes y proyectiles.

Esto sugiere que distintas culturas alrededor del mundo tenían una estructura social parecida a la de los vikingos, una sociedad donde los roles de género virtualmente no existían. Desde la era medieval existen narrativas acerca de valientes guerreras vikingas librando batallas, no obstante, las mujeres usualmente han sido dejadas por un lado en la narrativa bélica, así como en la poesía y el arte (como fenómeno mítico en la guerra).

Existen otras investigaciones que demuestran la existencia de mujeres guerreras legendarias. Científicos suecos analizaron los genes del esqueleto de la tumba del guerrero «Bj 581» de la era vikinga en Birka, Suecia. Este estudio fue necesario debido a que la tumba había sido catalogada como masculina, ya que clasificarlo como femenino resultaba controversial en el contexto histórico y arqueológico. Un simple estudio genético reveló que el sexo biológico del individuo era femenino.

Estos estudios contribuyen a la redefinición de nuestro entendimiento de la organización social, conductas, oficios, y tradiciones de las sociedades del pasado, y deberían de servirnos para cuestionar la estructura social actual.

Por otro lado, la tradición contemporánea del Día de las Madres nació el 10 de mayo de 1908 en Estados Unidos. Esta fue una iniciativa de la Iglesia Metodista (conservadora) de San Andrés en Grafton (Virginia) con el propósito de celebrar el rol de madre y su influencia en la sociedad.

En México, el fundador del periódico Excélsior, Rafael Alducin, lanzó en 1922 una convocatoria nacional para que los mexicanos dedicaran el 10 de mayo a enaltecer a las madres por su labor.

A pesar de que es bonito celebrar la extenuante vocación de ser madre (aunque sea un solo día al año), esta tradición perpetúa el rol arcaico y erróneo de la mujer como ama de casa y fábrica de bebés.

Aunque existen diferencias biológicas entre hombre y mujer, los roles de género actual son un constructo impuesto por algunas religiones, y perpetuados por la sociedad, el cine, y la televisión.

Así como sucede con el Día de San Valentín (otra tradición cristiana e impuesta por los gringos), un día no debería ser suficiente para reconocer y mostrar el cariño que se tiene a amigos, parejas, padres, y madres.

Le dedico esta columna a mi adorada Madre guerrera.