Luz Verde
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itobatiz@icloud.com
Con octubre llega el otoño, esa época mágica que en algunas ciudades se marca por el vuelo del dorado de los árboles que decoran las calles con un destello de nostalgia y romanticismo.
Un mes para iniciar la introspección y retrospección. Tiempo perfecto de revisar los disfraces personales y tener la oportunidad de interiorizar, revisar nuestros valores, fortalezas y debilidades, nuestras motivaciones y desmotivaciones, nuestras relaciones y nuestros hábitos mentales, sin descalificaciones ni menosprecios a nosotros mismos, solo con la intención de tomar conciencia que somos como árboles, de donde nuestras hojas una vez cumplido su ciclo, caerán para dar lugar a otras nuevas que van complementándose.
La vida externa y el acontecer de los últimos meses que tanto modificó la forma de desempeñarnos, dio vigencia al criterio de las autoridades que las actividades y el despliegue ciudadano depende del color del semáforo según los contagios. Rojo, Anaranjado, Amarillo o Verde. Para los ciudadanos, un tema de responsabilidad social es, el acatar las medidas que a cada color van correspondiendo y mantener vigentes las reglas de prevención ya conocidas, sin embargo, en el terreno personal, no hay luz que valga para detenernos de tomar la oportunidad para el desarrollo personal.
Posiblemente cueste trabajo relacionarnos con la era otoñal y todas las estampas mundiales de la época, pues nuestro clima local nos recuerda a diario que aún sudaremos, que aún quedaremos pegajosos, que hay que ducharse seguido y que la ropa de manga larga aún no procede, que es imposible para nosotros vestirnos de abrigo ligero y caminar por las calles recibiendo el viento y pisando las hojas caídas, pero bien vale la pena detenerse y tomar conciencia.
Otoño trae consigo, la maravillosa oportunidad de dejar caer las hojas sin miedo, con la confianza que es el mismo ciclo natural de la vida que gestará la semilla de la luz interior.
Esa tarea es personal, nadie la califica, nadie la juzga, tampoco se vale depositarla con alguien más, lo único importante es tomar conciencia que hoy es el mejor tiempo.
Revisar cómo andamos de semáforos en los aspectos de nuestra vida personal nos lleva a cuestionarnos en dónde tenemos luz roja, para que nos sirva de alerta, si seguimos necesitando mantener la misma luz o si ya estamos listos para darnos luz verde y fluir.
Como sea que resulte el balance, está bien. Nadie puede exigirnos estar mas listos o liberados de lo que vamos pudiendo, solo se trata de un ejercicio personal para tomar conciencia de cómo estamos al interior y para qué nos sirve el estado como nos sentimos.
Para quienes viven duelos, el trabajo es el mismo, aún con el dolor que representa la partida de un ser querido, esa es la hoja que cae. Hay que mantener la confianza que el gran dolor pasará, que podemos manejarlo y que quienes han partido han vuelto a su Casa Grande.
Surgirá un nuevo orden familiar que con tiempo y confianza dará forma y así estará bien.
Hay que tener paciencia y tolerancia en los momentos de desconsuelo...va a pasar.
Con la toma de conciencia, viene el segundo paso, analizar si lo decidido genera paz o angustia al interior. De esto somos responsables todo el tiempo, somos la piedra angular de nuestra tranquilidad de alma o los generadores de lo que nos angustia y nos hace huir de nosotros mismos. El mejor regalo que podemos recibir para el fin de año que se acerca se prepara desde ahora, la Paz Interior.
Personas con Paz Interior, generan comunidades con Paz, de ahí que vale la pena conectarnos con la oportunidad global que representa el otoño. Sin esperar a que las autoridades cambien de color de la ciudad, ahorita es el tiempo ideal para trabajar en
nuestra LUZ VERDE.