Los virus...
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osunahi@hotmail.com
Andrés Manuel presume que bajo su gobierno, la censura a los medios de comunicación no existe, que es cosa del pasado; prácticas, dice él, de los conservadores, que a partir de su mandato han quedado enterradas. Con el respeto a su investidura, yo le digo a don Andrés Manuel que su planteamiento no permea en el sentir de muchos de sus correligionarios; de aquellos que de chiripa llegaron a las representaciones populares que hoy ostentan, como lo es el caso del Alcalde de Mazatlán y de otros tantos que utilizan su migaja de poder para soltar agresiones en los medios de comunicación y para tomar revancha en contra de todo aquel ciudadano que se atreva a criticarlos o que no esté dispuesto a someterse a sus abusos. A manera de muestra y como preámbulo a la presente colaboración, va lo siguiente.
“No hay chile que les embone” fue una frase que dejó inscrita el ex Presidente Enrique Peña Nieto como respuesta a la inconformidad popular respecto a su gestión en materia de seguridad y la citada expresión fue parafraseada por “El Químico” Benítez para decir “Nomás la mía le embona”, para dar respuesta a los señalamientos del periodista Mario Martini, en el sentido de que la gente al mando del Alcalde, ha soltado una campaña de desprestigio en contra de su hijo; esto a manera de cobrarle facturas a Mario Martini, por su trabajo periodístico crítico y en los cuales, ha señalado, lo que a su juicio y documentación, representan actos de corrupción de parte del Alcalde.
Benítez Torres agregó, aludiendo a Martini, que él, es una gente decente y que el león cree que todos son de su condición. Las mismas palabras que utilizó para referirse a un servidor, cuando manifesté públicamente que los sicarios de la pluma que tiene enquistados en Comunicación Social, me levantaron la infamia de acosador de menores, cosa que me hicieron saber gente que me aprecia y algunos que por necesidad de trabajo se encuentran metidos en dicha dependencia.
Todo un caso las infidelidades de los amigos y compañeros de partido del PEJE y por ese camino, queda en entredicho el propósito renovador del Presidente de la República.
Mi solidaridad para Mario y con todos aquellos que son golpeados por ejercer su derecho a la libertad de expresión y la libre manifestación de sus ideas.
Vamos a otra cosa, ya que estoy cerca del límite del espacio asignado para hablar de otros males, como es el caso de la ineludible presencia de los virus.
Los humanos no nos cansamos de presumir nuestra percepción de que somos los seres superiores de la creación divina, sin embargo, unos bichitos se han encargado de demostrarnos, una y otra vez, que realmente somos seres frágiles ante el poderío devastador de los virus; microorganismos que nos han acompañado durante toda nuestra existencia y que han provocado pandemias mortales que han conducido al pozo a millones de gente, cuando encuentran las condiciones favorables para ello, como lo son clima y conductas de higiene personal.
Entre las pandemias más mortíferas, los estudiosos de las mismas citan la llamada gripe española que entre los años 1918 y 1920 se llevó a 100 millones de personas de distintas partes del globo terráqueo.
En la actualidad tenemos el VIH que también ha resultado mortal para millones de infectados, sin que a la fecha, se haya encontrado una vacuna para prevenirlo y los medicamentos necesarios para erradicarlo de los cuerpos afectados.
Hoy le toca al llamado coronavirus que está provocando un temor generalizado y que ha puesto a temblar a los habitantes de muchos países, y por supuesto, ha tenido sus efectos en la economía mundial.
Las pandemias se presentan de manera cíclica y además de los enfermos, también dejan millonarias ganancias a las farmacéuticas.
Los virus son organismos que representan una amenaza latente para toda la humanidad, y manipulados por la perversidad, pueden convertirse en un arma mortal, que sin explosiones aparatosas ni derrumbamiento de la obra material del hombre, pueden acabar con media humanidad si así se lo propusieran las mentes científicas que los manipulan.
Se ha demostrado una y otra vez que cuando se ejerce un liderazgo efectivo se logran resultados positivos para el colectivo que se conduce. Y no puede ser de otra manera, ya que se saca lo mejor de cada uno de sus miembros y se construye un ambiente de fraternidad que le da solidez al equipo.
Ejemplos palpables de ello hay muchos y en todos los ámbitos de la actividad humana. Un referente a la mano es lo conseguido por el equipo de beisbol Venados Mazatlán, bajo la acertada batuta de su manejador Juan José Pacho, quien logró transformar el desempeño mediocre del equipo a lo largo de la temporada, para meterlo en la pelea por el campeonato de la temporada.
Pacho Burgos consiguió infundir en cada uno de sus jugadores, la confianza en sus facultades, bajo un exacto clima de camaradería y bajo esas circunstancias cada uno de ellos entregó lo mejor de sí, para conseguir los mejores resultados en beneficio del colectivo.
Bastaron unos cuantos juegos para que los jugadores y los seguidores del equipo dejaran atrás las malas experiencias a lo largo de la temporada. Son los milagros del liderazgo.
Y a propósito del liderazgo efectivo, justo es lo que nos ha faltado en el ejercicio de gobierno y esa es una de las muchas razones que explican el por qué no estamos a la altura del potencial que tenemos y no puede ser de otra manera, ya que los que ejercen una representación popular no se aplican a promover la unión ciudadana y actúan en sentido contrario a la misma promoviendo la división, convencidos de que a través de esta vía, ejercerán su mandato bajo un clima propicio para el logro de sus intereses personales, los cuales anteponen al beneficio de la comunidad. ¡Buen día!